12/28/2005
Idea
11/08/2005
Intereses (4)
10/25/2005
Intereses (3)
10/02/2005
Intereses (2)
Algunas veces Miranda invitaba a comer a Fermín, cosa rara hasta para ella, pero por motivos poco conocidos en el ámbito humano, disfrutaba su compañía. Poco a poco comenzó a olvidarse de los motivos que le hicieron hablarle esa tarde, o ir a "visitarlo" a su casa. Sencillamente es de esas cosas que pasa porque pasan.
De un día a otro empezaron a andar. Todo sucedió un día que después del último examen ella le invitó a comer con su padre. Como habíamos dicho, el estaba como estúpido al sólo oir la voz de ella, así que no hubo el más mínimo reproche de su parte. Comenzaron a caminar hasta el coche de ella y se subieron. Comenzó a manejar en dirección a su casa mientras de reojo veía al joven mirarla. El por su parte no podía evitar verla fijamente, sabiendo que en cualqiuer momento sucedería algo que por métodos no ortodoxos sabía.
Por fin llegaron a su casa, ella esperaba algo más en ese momento. Algo como una señal que pudiese esparar. En realidad no era feo el lentudo, sólo que en esta narración no hemos realzado sus atributos. Pero que con un poco de tiempo y pasar un rato junto a él te darías cuenta de que no estaba tan mal como pudiésemos pensar. Sencillamente fue ella quien tomó la iniciativa y se acercó a él mostrándole un lado que ella desconocía hasta de si misma, fue tierna. Le miró a los ojos que el intentaba no mirar para no hacer lo que sabía que haría y que al final de todo hizo. La besó lo mejor (o lo que él creyó que fue lo mejor) que pudo. Y después de eso sólo caminaron hasta la puerta de la casa de Miranda.
9/21/2005
Intereses (Continuación de la Chica de los ojos Azules)
Alcanzó a ver la sombra de alguien acercarse a su escritorio, pero ver a través de un bloque de hielo es demasiado confuso. Luego, el calor que emanaba de fuera y que poco a poco lo descongelaba hasta el momento en que todo fue igual de claro que antes. Recorrió la habitación con la mirada; el olor a azufre que no había notado ya no estaba, las luces que no había observado tampoco. Todo estba tal cual bajo la iluminación de su foco.
Así pues, decidió que era demasiado por un día. Primero electrocutado y aún paralizado un poco, después conmgelado y sin poder terminar sus ecuaciones... demasiado en realidad. Así pues se fue a dormir.
Lo que pasó a continuación no es muy util relatarlo. Cabe decir que la semana transcurrió como lo era acostumbradamente, salvo que ahora el joven ya no tenía que correr. Las clases eran igaulmente aburridas para todos excepto para él y tres más. LAs mujeres seguían pasando la mayor parte del tiempo en el baño arreglándose y lo demás que es acostumbrado sucedía con bastante normalidad. A excepción de una cosa.
Sucedió tres días después del incendio. Fermín observaba fijamente la página del libro de física, intentanto encontrar la relación lógica del espectro magnético y los hechizos de levitación cuando sintió que una sombra tapaba la poca luz que el sol de medio día puede brindarte. Miró hacia arriba e instintivamente cubriéndose fijó sus ojos en unos ojos azules que le miraban tranquilamente. Sintió el escalofrío recorrer desde la punta de sus pies hasta el último cabello de la coronilla; vio los ojos que tres días antes le miraban inquisidoramente después del desalojo. La chica sonreía. Fue así como de un momento a otro le preguntó una cosa estúpida sobre algo que no valía la pena y se sentó a su lado a conversar con él, mientras no despegaba la mirada del libro de encuadernación de piel.
9/16/2005
Anécdota: Los 15 de septiembre.
9/02/2005
Cansada de tanto esperar
Con último esfuerzo sofoco mi agonía, tantas veces le conté a la obscuridad, abrazada a mi almohada, musitando levemente que odiaba tu lejanía, que me empequeñecía la tristeza; que me enjutaba las entrañas la espera de saber si vendrías, o que me hallaría nuevamente sollozante por tu trágica partida.
Aún me encuentro en mi viejo rincón contemplando; viendo el viento soplar por el horizonte, día y noche, permanezco inmóvil e impávida a tu llegada. Pero el reloj corre impertinente, insistente. Han pasado horas; días y meses ya, pero ya no sé que es lo que busco, olvide en el tiempo aquello que me mantenía de pie.
Aquella extraña paciencia que me repetía en la cabeza “tranquila, tu amor pronto llegaría”, pero las estaciones han seguido su curso, en tiempo de lluvias me dejaste y todo me llovía sobre mojado; tiempo más tarde las hojas de otoño cayeron al igual que las lágrimas en mis ojos y ahora que llega el crudo frío; se me congela la memoria, el corazón y el sentimiento.
Espero, espero y espero por tu pronto regreso, como el sol de invierno a la primavera. Tal vez la calidez del tiempo de nueva vida a nuestro amor, pero tan cansada estoy que siento el cuerpo como se marchita, se me ha secado el interior de tanto llorar.
No sé si deba, no sé si esta bien creer en un futuro venidero, pero esta espera me esta matando; te ansio como la primera vez que bese tus labios, pero largo tiempo ha pasado y no tenia las cargas que tengo ahora.
Y mi me alma susurra suplicante; pero siento la tristeza tan cercana que ya me siento confusa, cansada de tanto esperar y que diera yo por tenerte a mi lado una vez más, de recorrer un centenar de dichas a tu lado, de permanecer constante en tus recuerdos.
Pero esto ha cambiado, ya transcurre y se acerca el olvido y lo único que ha de quedar es el polvo del camino recorrido cuando una vez fuiste solo mío.
Euridice López Cárdenas
(KALI)
8/29/2005
La Chica de los ojos azules (4)
8/25/2005
La Chica de los ojos azules (3)
8/16/2005
La Chica de los ojos azules (2)
Después de haber sido controlado el incendio que solamente tuvo como consecuencas la pérdida temporal del segundo piso, los estudiantes pudieron hacer lo que generalmente acostumbraban hacer después de clases: algunos tomaban chela frente a la escuela, otros jugaban fútbol en la calle, unos más correteaban a Fermín y algunas otras estaban en el baño maquillándose para impresionar a los que había fuera realizando sus actividades extracurriculares. Una de estas era Miranda, que teminaba de ponerse el bilé rosado; daba los últimos toques a las sombras azules sobre sus azules ojos, que ambos combinaban con su nueva playera DKNY que su madre le había regalado el día anterior.
El padre de Miranda era un argentino que residiía en la Condesa, ahí donde casi no hay argentinos. Había venido al país para buscar una mejora en su vida personal y empresarial: lo logró, y terminó siendo mesero en un conocido restaurante de la colonia. Rápidamente comenzó con todas aquellas actividades de su nuevo empleo, entre las que incluía salir con la hija del dueño del restaurante.
Así fue, como después de un hermoso y largo romance de cinco meses, los sorprendieron en la bodega haciendo a la pequeña Miranda que ni siquiera tenía motivos para estar en esta oración. Así pues, ambos se casaron felizmente (claro con un poco de incentivos del padre, como llamar a la migra para que se llevaran al joven) y comenzaron sus desentendidas vidas de casados. Él por su lado, dedicandose al crecimiento del restaurante, ya que en verdad tenía talento para eso; por lo que el padre de la madre de Miranda dejó a su cargo dicho lugar mientras él emigraba a porvincia para seguir con una vida más tranquila, ya que su pequeña se encontraba en buenas manos. Mientras, la madre de la chica de ojos azules, se dedicaba largamente a seguir una vida de socialisación extensa con todas las personas que podía; gastaba una buena parte de los ingresos en comprar mil y un idioteces que poca utilidad tenían.
Fue así, como un día cualquiera después de un periodo de gestación algo emotivo por el gran número de regalos que recibió la madre de Miranda en el Baby Shower, nació la pequeña bebe de ojos azules y rizada cabellera castaño claro como su padre, y la bendita capacidad de caerle bien a 50 personas por segundo, ser desquiciante y sobre todo socializable, claro todo con una pequeña dosis aumentativa directamente con el paso de los años de sangronada; todo esto heredado de su madre.
Resulta increible que una pequeña niña pudiese ser tan sociable como ella (textualmente, hacía hablar a los muñecos), y su vida siempre había sido el centro de muchas otras, en especial de los chicos que caían estúpidamente enamorados a sus pies. Pero de cierta forma era extraña; como por ejemplo los días en que la luna llena atravezaba la contelación de Sagitario solía encerrarse durante horas en su cuarto y nadie sabía de ella; o como cuando solía ir al bosque a media noche. Sí, era rara. Tal vez eso se deba a que el día que nació, una extraña conjunción de planetas y un meteoro cruzaban la casa de Sagitario mientras que la cola del meteoro hacía un pentagrama perfecto con el reflejo de la luna Europa en la sombra de la parte oscura de la Luna. Tal vez el porque los muñecos solían platicar con ella cuando era pequeña era ese
8/12/2005
La Chica de los ojos azules
8/09/2005
Anécdota: Cruzando Chapultepec
8/04/2005
Un libro (6)
7/30/2005
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7/22/2005
Un libro (4)
7/20/2005
Un libro (3)
7/14/2005
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7/12/2005
Un libro
7/08/2005
Anécdota: El depa de Cosme
7/06/2005
Muriendo (3)
7/01/2005
Muriendo (2)
6/29/2005
Muriendo
6/24/2005
Tras la Luna (3)
6/22/2005
Tras la Luna (2)
6/18/2005
Anécdota: Los polis y yo.
Una de la principales sucedió una vez que regresábamos de tomar unas cervezas del Julio's allá por el rumbo de Cuitlahuac, a un lado de la UNITEC. Ya habíamos pasado un ratote allá y como ya no había dinero y Mayela tenía que irse temprano y Emilio pues no andaba muy dsipuesto por que acababa de terminar con Mayela también decidió irse. Por ese tiempo la líena 5 del metro sólo funcionaba hasta las 9 debido a que la estaban arreglando. Así que aunque lo más seguro es que los dos no quisieran irse juntos, los tres nos subimos al camión que nos deja en el metro Deportivo Oceanía y que se avienta todo Mariano Escobedo-Cuitlahuac-Norte 101; eran como las 8 y pues ellos tenían la presión de llegar a la línea 5 antes que la cerraran. Así pues pasó el camino; ellos dos junto hablando no sé qué y yo por otro lado medio ebrio sentado con una ganas tremendas de hacer del baño.