5/19/2005

Una mirada.

La primera vez que le ví, supe de inmediato que era él. Lo supuse de una forma muy extraña, como si mi sexto sentido me indicase que era él, aunque en mi vida lo hubiera visto. Lo presentía.
Más tarde, sin duda supe que si presentimiento era cierto al observar su foto: era él, sólo que con lentes oscuros, pero no había duda de eso. Tomé la foto y la guardé en la bolsa secreta del saco, tome mi portafolios y salí a la calle esperando mi auto que en esos momentos traía el valet parking. Conduje a cierta velocidad intentanto pensar donde lo había visto, tenía clara su imagen, pero no el lugar. Repasé lo que había hecho esa mañana, cosa por cosa hasta que lo recordé. Ví el reloj, era demasiado tarde así que me fui a casa intentando averiguar todo lo que pudiera sobre él.
Pasó un tiempo antes de que supiera bien sus movimientos, sus gustos y las actividades que hacía; poco a poco comencé a jugar con él, a presentarme donde él estaba casi de forma imperceptible aunque siempre notaba mi prescencia. Me daba un gusto enorme ver como se alejaba me mí, como si fuera a lastimarlo. Supongo que sus nervios estaban hechos polvo.
Sucedió un día como cualquier otro, él no esperaba que me acercase así como así y menos cuando él estaba con su familia. Me vió, comenzó a sudar visiblemente. Se levantó y fue al baño.
Cuando regresó se sorprendió de verme sentado en el que fuera su lugar hablando tranquilamente con su esposa. Me levanté mientras le apuntaba con una pistola. Nuestras miradas se cruzaron y no pude más que jalar el gatillo.

No hay comentarios.: