3/07/2006

Desaparición (2)

Llegamos al edificio como a las diez de la mañana. José acababa de salir del auto cuando vi lo que sucedía cerca del lugar; dos ambulancias y una patrulla fuera de la entrada, gente alrededor queriendo saber que es lo que sucedía, qué había pasado en el departamento 7. Entramos después de enseñar las placas como era costumbre. Saludé a dos peritos que a menudo nos econtrábamos en estos casos y le pregunté a Fierro que es lo que había pasado.
Fierro llegó antes al lugar. Vivía cerca del lugar y el comandate fue el primero en asignarle el caso; Comenzó diciéndome los pocos detalles que sabía: dos chicas que estaban solas en el departamento. Se econtraban platicando y viendo la televisión hasta tarde. La mayor se durmió mientras la pequeña salió de su habitación. Después, la hermana mayor se levanto con un ruido, encontró el espejo roto y la puerta abierta. Le gritó a su hermana, pero no hubo contestación.
Después de eso, sólo quedó ella histérica gritando. Un vecino llamo a la policía y estos nos remitieron el caso después de unas cuantas horas infructuosas de búsqueda. Me preguntó para qué serán las ambulancias. Por lo que Fierro acaba de decir, la chica está en el hospital con una crisis de nervios; sus padres están en un viaje al extranjero desde ayer y regresan en tres días.
Subimos al departamento, un departamento chico como son en la Nueva Anzures, pero de los que son lujosos en varios sentidos; la zona es cara de por sí por estar cerca de Polanco; los edificios son demasiados prestigiosos y la zona es de los nuevos ricos de la ciudad. Aparentemente no hay nada raro más que el espejo roto en la habitación de las chicas, su cuarto no parece nada fuera de lo común, o lo que creo que es común; en mi departamento no pondría nada de esto que hay aquí: un poster de Jaime Camil, uno de Garbage, discos aquí y allá, revistas tiradas en el piso, una televisión, una mochila.... digo, nada fuera de lo normal.
José comenzó a revisar más profundamente otros aspectos del departamento, fue al cuarto de los padres y se perdió un momento allí. Ví una fotografía de las dos chicas abrazadas, no era muy nueva ni demasiado vieja, tal vez unos dos o tres años antes, pero no denotaba demasiados cambios. Fui hacia la cama de la derecha, estaba destendida, como si alguien hubiera tirado las cobijas a un lado, pero no deshecha completamente como la otra, ésta apenas mostraba haber sido ocupada unos instantes. Los restos del espejo en el suelo, pocos metros de la cama. Me agaché a observarlos, había algo que no me tenía completamente satisfecho con todo esto, no veía el más mínimo motivo en secuestro como era el que pensaba.
- Manuel. Ven, ve lo que encontré.

3/03/2006

Desaparición

Estaban solas en el cuarto sin nada más que hacer que ver la televisión como todas las noches acostumbraban. Ella, la mayor, estaba acostada en la cama con su pijama azul que tanto le gustaba a la pequeña. La pequeña estaba en el piso, sentada frente al aparato riéndose del programa cómico que estaba a esas horas. Ella usaba un short y una camisa sin mangas, hacía calor y no quería destaparse en la noche; por alguna razón le agradaba ver a su hermana con esa pijama que no era lo más apropiado para una noche de verando calurosa, como lo eran estos días.
Ella, la mayor tenía 20, la pequeña 17.
Serían las doce cuando la mayor dijo a su hermana que tenía sueño. La otra no quería que se durmiera, quería platicar, decía que no tenía sueño. Además era sábado el día siguiente. Ambas estaban molestas porque no las habían dejado salir; sus padres no estaban y consideraban demasiado peligroso dejarlas fuera sin ellos presentes. La pequeña, le comenzó a platicar sobre Mauricio, el chavo que le gustaba; la otra sólo asentía y decía pocas cosas. El sueño ya estaba apoderándose totalmente de ella. La pequeña, apagó las luces y se acostó en la cama de al lado, su hermana se acomodó en la suya y se tendió a dormir. La pequeña no quería dormir. Seguía demasiada molesta, aunque quería disimilarlo un poco con la mayor.
Definitivamente no podría dormir ahora. Optó por ir por algo de comer. Salió de la cama y de la habitación. Cruzó el pequeño pasillo y llegó al comedor y luego a la cocina. Abrió el refrigerador y la luz que salía de este iluminó la habitáción a oscuras. Tomó jamón y se lo comió, abrió un envase de leche y bebió de él. Regresó a la habitación.
Miró su imagen en el espejo gracias a las luces que se filtraban de la ventana. Se vió a si misma con su cara rodeada por sombras y oscuridad.
El ruido que siguió a continuación fue lo último que escuchó ella. La mayor despertó sobresaltada. Vio la cama de su hermana vacía; la puerta aún abierta y el espejo roto. Gritó el nombre de la pequeña: "Denisse". No hubo respuesta. Salió del cuarto y encendió la luz que no respondió. Intentó con otro apagador e iguales resultados. Gritó nuevamente su nombre. Sólo siguió gritando su nombre, hasta que se cansó.