2/09/2007

Faldas

Te fijabas en la falda de cuadritos que se movía delante de tí como si de ello dependiera tu vida. Era la tercera falda corta que veías en la noche desfilar delante de tí, moviéndose con la cadencia de la música del lugar; cachóndamente podríamos decir. Sabías que esta tercera falda corta haría lo que hicieron las anteriores y se marcharía del lugar, rompiendo la mística con que la observabas.
Terminó la primera canción, esperabas que poco a poco la chica comenzara una vez más a bailar, no podías despegar la mirada de ella, completamente hechizado por sus ojos, su boca, sus piernas... pero sobre todo esa pequeña falda que se movía al compás de sus caderas. Por fin comenzó la musica, algo más tranquila que la anterior. Tomaste el vaso frente a tí por inercia, sin despegar la mirada ni un solo segundo de ella; era rubía, como te gustaban desde siempre.
Poco a poco el baile se fue volviendo más y más erótico, observas el contoneó de sus piernas al flexionarse, la blusa blanca que poco a poco se fue mojando con el chorro de una manguera que salió de la nada, dejando ver los bien formados pechos y los pezones erectos.;dio algunas vueltas más y de espaldas se despojó de la recién mojada blusa y te la lanzó directamente a tí...
De un momento a otro voló la falda quedando la rubia en una diminuta tanga negra, medias y liguero. Sentiste que si te morías en ese momento no importaba. Ni pa' que decir que la güerita estaba buenísima; tu vecino de al lado te lo confirmó. Terminó la pieza, era uno de esos lugares donde no se quitaban todo, pero poco te importó; pediste otra cerveza justo cuando se acercaba la rubia de la faldita, te guiñó el ojo y te preguntó: "¿Te gustó, mi amor?", y te besó.
Algunas veces no sabías como fuiste tan afortunado de tener una novia teibolera, pero eso si, te gustaba...