7/06/2005

Muriendo (3)

Me quedé dormico esperando a que ella me llamara. No sé por qué lo hice, pero tenía el presentimiento que ella lo haría en cuanto despertara. Como dije me desperté hoy sin haber recibido dicha llamada.
Salí a la escuela a recibir el último examen y firmar mis calificaciones restantes. Llegué temprano esperando a que Viviana llegara también, pero igaul que ayer no llegó en todo el día. Llamé de nuevo a su casa y esta vez no me respondieron. Intenté tres veces más, pero el mismo resultado; llamé a su celular y me contestó su mamá: estaban en el hospital de la Raza. Viviana se había puesto mal la noche anterior y estaba en cuidados intesivos.
Salí corriendo de la escuela con dirección al hospital. Me di cuenta que mi amiga ya no era mi amiga... era algo más. Odio darme cuenta de las cosas hasta que es tarde.
Tomé el metro y recorrí una serie de transbordos hasta llegar a la estación que tiene el mismo nombre de donde iba. Bajé del vagón en cuanto se abrió, subí las escaleras y corrí rumbo al hospital. Iba demasiado rápido corriendo las calles que me separaban del lugar. me topé con la glorieta del entronque de Insurgentes y Circuito Interior. Rodié éste último para salir por calles aledañas...
Desperté en una cama y ví a un médico frente a mí pidiendo un tubo endotrquial; dos enfermeras estaban a su lado, una de ellas observaba el monitor: era mi corazón que latía lentamente: "Doctor, el pulso sinusal está bajando; arritmia" El monitor empezó a dar pitidos más lentos hasta que una línea y un sonido constante apareciron en él.
Entonces lo ví, frente a mí, al lado de la lámpara; revoloteando al rededor, como si nadie más lo observara, ahí estaba la mariposa. Fue entonces cuando me recordé a Viviana que sin duda estaba cerca de mí. Me acordé de ella y de que estaba enferma.
Mi abuela solía decir que en su pueblo las noches de luna llena...

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