tag:blogger.com,1999:blog-115574532024-03-08T19:34:28.014-06:00HistoriandoPequeños Cuentos cortos, o historias de carácter corto, además de anécdotas vividasJose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.comBlogger82125tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-24319570575146511712020-05-01T18:40:00.000-05:002020-05-01T18:40:23.351-05:00Priscilla y las demás<div align="center" class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">La conocí en una marcha, se llamaba Maritza y estudiaba en la UNAM sociología; aunque después me confesó que si hubiese entrado en psicología como era su intención, la hubiera dejado: se le habían abierto los ojos en su primer semestre; lleno de filósofos y teorías sobre las masas, la sociedad y la mujer. Debo decir que me sentí aludida cuando me dijo esto, ya cursaba yo el quinto semestre de psicología más por presión de mamá que no quería que su hija la más pequeña se quedara en casa, a cuidarla cuando fuera vieja: siempre llevando la contraria de la abuela. Yo no quería estudiar, prefería las fiestas y los raves que se hacían los viernes, siempre en una casa distinta después de la última clase.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">Maritza me contó que ya me había visto alguna vez, en una fiesta en casa de Pepe-psyco, uno de mis compañeros que, al igual que yo, estudiaba para seguir recibiendo dinero de sus padres. Esas fiestas eran épicas, Pepe tenía una casa enorme donde prácticamente vivía solo y era de las casas más frecuentes para los desmanes; además, se creía que era DJ y pinchaba algunas veces en la súper consola que le habían dado sus padres como justificación de su ausencia perenne.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">Esas fiestas eran mortales, iban de todas las carreras que se enteraran y, mejor para nosotros, ya que después de las primeras veces comenzamos a cobrar cover y a vender cervezas en asociación con la señora de la tienda que nos dejaba varios cartones que, conforme la noche avanzaba, iban intercambiando por nuevos los ya terminados. Una vez contamos hasta cincuenta cartones: éramos más empresarios que psicólogos en ciernes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">Era casi imposible que no coincidiéramos en esa marcha, porque como ya habrán averiguado era totalmente apolítica, nunca me importó nada las cosas de la sociedad en la que vivía inmersa, ni siquiera me importó votar cuando fueron las elecciones, me mantenía al margen de las cosas. Pero todo cambió cuando a una compañera desapareció. Un día regresaba a su casa y nunca llegó; la última vez que supieron de ella fue cuándo varias compañeras más se despidieron en el metro ya que cada quien iba a un lugar diferente para sus casas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">Primero fue un anuncio donde preguntaban si la habían visto, en los grupos de redes sociales de la facultad avisando sobre su desaparición; después un cartel de la Procuraduría preguntando su paradero y que el último lugar donde la vieron fue en el metro Escuadrón 201 donde se dirigiría a su casa, y todo esto seguido de su ficha describiéndola: ojos castaños, pelo lacio negro hasta el hombro, un metro cincuenta y siete de estatura, complexión delgada y, como seña particular, un tatuaje de unicornio en el hombro izquierdo y un lunar en la mejilla derecha arriba de sus hoyuelos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">No la conocía directamente ya que ella estudiaba en la tarde y yo por la mañana pero varios de mis amigos si tomaron clases con ella.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">Se organizó una toma de la facultad exigiendo a las autoridades que ayudaran en su encuentro, había pasado casi una semana desde su desaparición. Se dieron algunos mensajes de la autoridad y todo quedó allí, pero algo dentro de la facultad había cambiado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">Las profesoras entendieron nuestra necesidad de protección, se comenzaron a hacer ciclos de estudio, algunas actividades como defensa personal en la que otros compañeros de otros planteles comenzaron a ayudar, etc. Pero ella nunca apareció, al menos no con vida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">Fue cuando Pepe y yo caminábamos por las islas hacia Filosofía y después a nuestra escuela, veníamos de ir a comer unos tacos de canasta; muy pinches mamones pero cómo le entrábamos a los tacos. Ya casi se nos había olvidado lo de Priscilla, la chica desaparecida, y estábamos pensando en organizar otra fiesta de esas mortales que acostumbrábamos en su casa como hacía unos meses, nos faltaba dinero para el próximo EDC y con lo de las entradas y cervezas sin duda alcanzaríamos para los boletos VIP.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">Fue entonces cuando vimos un grupo de personas gritando, formando un círculo alrededor de algo, cerca del puente de rectoría. De pronto llegaron más personas y gente llorando; a lo lejos se oyeron sirenas de ambulancias y las patrullas de la universidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">Cuando nos acercamos fue aterradora la escena: una chica tirada en el suelo, cubierta de sangre con la blusa blanca desgarrada por lo que parecía un navajazo. Cuando lo ví sentí tanto miedo que casi me desmayo: era Priscilla.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">Después nos enteramos que la fueron a tirar desde el puente que cruza Insurgentes desde una camioneta sin placas: la blusa blanca y escotada, la minifalda de piel negra y tacones altos, dijeron después las inútiles autoridades, eran parte del atuendo con el que la pobre Priscilla había sido forzada a trabajar en uno de esos locales de table dance que abundan en la ciudad y sus alrededores. Fue víctima de trata de mujeres.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">El rector se pronunció y pidiendo un día de huelga en toda la universidad, se convocaron a marchas en las que muchas otras escuelas y universidades se unieron, colectivos de mujeres que, hasta entonces desconocía, reprochaban esa y muchas otras muertes de mujeres en la ciudad… y yo, ni enterada. Me sentí indignada, con miedo y hasta culpable por mi indiferencia. Por primera vez decidí ir a una marcha, por Priscilla y por todas nosotras.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 32px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Courier;">Fue así como conocí a Maritza, cuando me contó de porque le gustó sociología y cómo hubiese despreciado psicología si se hubiese quedado. Y en mi quinto semestre decidí que podía ayudar con lo que sabía y con mi voz, que es necesario darse cuenta que no estamos solas, no importa el quien seas o de dónde vengas. Nos necesitamos todas. Y Maritza fue solo la primera de muchas más mujeres que conocí ese día y que tendimos los brazos por Priscilla y por todas las demás mujeres.<o:p></o:p></span></div>
Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-62249104816241680072016-11-26T13:39:00.000-06:002016-11-26T13:40:01.211-06:00Transfusión<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Leíste el libro cuando eras un niño y desde ese
momento tu mente nunca abandonó la idea de que tu abuelo era un vampiro. Lo
veías cuando apenas le llegabas al ombligo y tu padre te obligaba a saludarlo
de beso en el cachete medio peludo por la rala barba que nunca le crecía. Te
daba pavor acercarte… y la forma en cómo te mordía el cachete… te hacía pensar
que te comería…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Y fue peor cuando leíste el libro y viste todas
esas similitudes con él: la tez pálida casi como la harina; esas orejas casi
puntiagudas como de diablo; pero sobre todo que nunca lo veías fuera de su
casa, oscura y poco ventilada… desde que murió la abuela según palabras de tu
padre. Tú no creías que así fuera, ni tampoco que fuera español con esas raras
palabras que a veces solo él y el <i>tío</i>
Manolo entendían como también decía tu padre. Algo raro había en él...<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Preguntaste a tu madre sobre si sería bueno
llevar un collar de ajos cuando estuvieras en casa del abuelo o si era posible
conseguir agua bendita cuando iban a la misa, algo que tu abuelo nunca hacía
dizque porque era republicano, pero no, ¡tú sabías la verdad…! Sabías que era
un vampiro. Qué mejor prueba que esa repugnante salchicha de sangre que él le
decía morcilla y tu madre moronga, que saboreaba hasta hartarse con Manolo
cuando jugaban dominó los domingos que te quedabas en su casa.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Por fin lo confirmaste, tendrías diez años
cuando entraste al cuarto del abuelo. Eran las 3 de la tarde y hacía sol, mucho
sol. Lo encontraste sobre la cama, con los brazos cruzados sobre el pecho.
Entraste porque tu padre te pidió que lo llamaras a comer, nunca habías entrado
al cuarto de tu abuelo y oscuras con sólo la poca luz filtrándose a través de
las pesadas cortinas te dificultaba ver. Así que hiciste lo que cualquiera
hubiera hecho. Abriste la cortina y la luz entró de lleno… Escuchaste el grito
tremendo que pegó tu abuelo y claramente viste como salía humo de su piel, de
sus manos torciéndose y su gesto descompuesto y después cómo se incendiaba
hasta dejar solo un montón de ceniza… o por lo menos eso fue lo que tú aseguras
haber visto.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Dice tu padre que es un milagro que no te
hubiera pasado nada y que al parecer el abuelo lo había planeado desde hacía
mucho cuando supieron que Manolo había traído el tanque de helio que
encontraron vacío en la habitación. Tu padre te dijo que no hubo grito ni mucho
menos incendio, ya ni digamos ceniza. Pero tú sabías la verdad, siempre lo
sabrías.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin: 0cm 0cm 0.0001pt 70.8pt; text-align: center; text-indent: -70.8pt;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">* * * * * <o:p></o:p></span></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Desperté
viendo el crucifijo frente a la pared. No es que me molestara, pero sentía una
animadversión hacia la figura que representa. Nunca creí en Dios, y menos
después del accidente, simplemente era un recuerdo y por ello lo tenía. Giré en
la cama hasta alcanzar el despertador: las ocho, había dormido poco más de diez
horas, más de lo que acostumbraba, tal vez por eso me sentía así de bien,
descansada. Prendí la televisión, cambié canales hasta encontrar el noticiero,
lo dejé un momento mientras me cambiaba; escuchaba las noticias del día: los
diputados aprobando más impuestos, el presidente dando mensajes a la nación,
sexto asalto al mismo banco en lo que va del año; tres muertos por causa
desconocida en una calle de la colonia Nápoles… el caos en la ciudad como todos
los días, nada fuera de lo normal.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Terminé
de cambiarme, algo rápido y sencillo que fue lo primero que encontré: unos
jeans deslavados y una playera verde con leyenda de “GrinPis”, una sudadera
abierta para “cubrirme”, aunque era más bien un accesorio para combinar. Apagué
la televisión y salí.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Bajé
las tres escaleras hasta la puerta del edificio, miré la correspondencia de mi
buzón, pero no había nada salvo propaganda de pizzas así que salí esperando
encontrar mi coche tal como lo había dejado el día anterior. Me topé con
Javier: alto, morenillo, ojo verde, barba de tres días que lo hacía ver aún más
apuesto. Le sonreí mientras salía de la puerta y lo volteé a ver pícaramente.
Me gustaba de hace tiempo, me devolvió la sonrisa e intentó hablarme, pero hice
como que no lo oí. <o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Las
calles estaban vacías, a pesar de que generalmente a esta hora siempre tienen a
niños en las banquetas con sus uniformes, o personas apuradas por llegar a su
destino, o gente que como yo sale a su <i>trabajo</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">De
pronto lo ví, cruzando la calle. Era magnifico en todos los sentidos. Decidí al
momento que él era la persona que necesitaba. Me detuve en seco recibiendo la
mentada de madre de los conductores que venían tras de mí, toqué el claxon para
<i>llamar su atención.</i> Me miró y le hice
una seña para que se acercara, cosa que hizo al instante, ignoré los sonidos
recordándome a mi muerta progenitora y lo observé frente a mi ventanilla,
sonriéndome tontamente. Lo invité a subir al coche, llevaba una mochila; se
llamaba Francisco. Comencé a hablar con él sobre su vida, que hacía, que le
gustaba; estaba demasiado nervioso para contestar. <o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Giré
en las calles siguientes para regresar a la casa e invitarle un trago; decía
que no, que tenía que llegar a no sé dónde, pero <i>sabía</i> que dentro de él quería ir conmigo al departamento. Llegamos
y subimos las escaleras, no dejaba su mochila para nada. Entramos a la casa y
le pedí que se sentara en el sillón mientras iba por unas cervezas al
refrigerador. Comenzamos con un par y al poco rato estaba besándome y tocando
mis pechos por sobre la camisa. Lo alejé un poco de mí y comencé a besar su
cuello, su oreja y sus labios, regresé a su cuello comencé a jugar con mi
lengua dando largos y provocativos lengüetadas. De pronto, comencé a morderlo
lentamente hasta llegar a su hombro y regresar al cuello. Nos levantamos y
fuimos a la habitación.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: center;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">* * * * *<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Durante
años contaste cómo tu abuelo vampiro murió: a todos tus compañeros de escuela,
de primaria a la preparatoria, aunque estos últimos lo hacían con toda la
intención de reírse de ti. Pero a ti no te importaba. Ese evento cambió tu vida
por completo. Cuando creciste dejaste de lado la tradición de ser médico como
tu abuelo y tu padre. Ahora entendías porque a tu abuelo le había gustado esa profesión:
llena de sangre y visceras y tú obviamente la despreciaste, así que optaste por
ser historiador ya que la profesión de cazador de vampiros en México no existe.
De igual manera fuiste a ese curso que se dio en la UNAM de cazador y tenías tu
certificado que te acreditaba como profesional en la materia.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Desde
que murieron tus padres, habías comprado dos departamentos con la venta de las
casas de ellos y por supuesto de la de tu abuelo: uno para ti y otro para
rentarlo y no tener que preocuparte del dinero que poco llegaba; vivir de las
becas poco a poco dejaba de ser opción.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Tu
sospecha comenzó cuando comenzaste a notar las moscas que poco a poco llenaban
el patio común y las enormes bolsas de basura que bajaba de cuando en cuando la
vecina del 16. La habías visto algunas veces por la noche, nunca de día y
cuando firmaste el contrato de arrendamiento recuerdas que fue por la tarde
cuando el sol ya no figuraba en el cielo. No sabías en que trabajaba y tampoco
te importaba mucho que digamos, pero siempre recibías el cheque correspondiente
al pago de los servicios y renta el primero de cada mes. Comenzaste preguntando
a los vecinos si habían notado algo raro desde que se había mudado, pero todos
coincidían en lo amable que era y el buen humor que tenía. También la gran
disposición por ayudarles a las parejas mayores como la del 15 que justamente
vivían frente a ella.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Y de
las veces que la habías visto lo único que notaste fue esa palidez extrema como
la del abuelo y ese dejo de misticismo a su paso, claro además de ese sensual
cuerpo digno de modelo de televisión. Y recuerdas claramente cómo te sonrío cuando
te vio salir esa última vez. Debes decirlo, algo en ella te hacía recordar a tu
abuelo el vampiro, pero otra parte te decía que te dejaras de pendejadas y que
qué esperabas para ir a hablarle. Y ese otro lado ganó al recuerdo de tu abuelo
y tus locas fantasías sobre vampiros, por eso hoy que la viste le sonreíste
cuando iba saliendo y le dijiste “hola” pero ella sólo sonrió y te dejó con la
palabra en el aire cuando se fue.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: center;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">* * * * *<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Habían
pasado algunos días desde que encontré a Javier en las escaleras. Francisco
seguía en la casa así que decidí ir por algo de comer. Me puse un vestido
ligero y salí.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Bajé
las escaleras, pensaba qué sería bueno para comer cuando me lo topé de frente.
Llevaba unos libros bajo el brazo y una bolsa que parecía pesada. Hay algo raro
en él, siento que me mira distinto, que algo le pasa por la cabeza cuando me
ve. Lo noté desde que me rentó el departamento. No entiendo qué es lo que me
hace pensar. Lo saludé pero lo único que obtuve fue un hola desganado.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Cuando
regresé a la casa enconté un arreglo de flores en la puerta y una nota. Recogí
ambas y entré con ella maniobrando con la bolsa del súper. Dejé las cosas en la
mesa y leí la nota; como había supuesto era de Javier y decía que se sentía un
poco tonto por acercarse de esa manera pero que no sabía el porqué pero se le
hacía muy complicado hablarme. No pude evitar una sonrisa.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: center;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">* * * * *<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Y
sí, por fin te decidiste, aunque haya sido con una nota y flores mientras ella
no estaba. ¿Por qué te daba tanto miedo?
¿Te intimidaba esa mirada que sentías como se clavaba en tu alma; esos ojos
azules y fríos que te penetraban el cerebro y podrían hacer de ti lo que
quisiera? Tu estupidez pensó por un momento que un vampiro podría manipular tus
pensamientos de cualquier forma para hacer lo que ella quisiera, tus hormonas
respondieron que lo mismo pasaba cuando una mujer como ella te miraba como lo
hacía, ya era hora de que dejaras de ser tonto, ya no eras un crío de diez años
que ve películas de terror por televisión. Eras un hombre, y como tal debías
actuar.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Recordaste
brevemente a tus otras novias, aquellas con las que tuviste una relación, si es
que se puede llamar de alguna manera, a unos cuantos besos y compartir
resúmenes de la escuela… y menos aquella con la que perdiste la virginidad en
esa fiesta de la facultad. ¿Cómo fue que te aguantó tanto tiempo tus charadas?<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Siempre
fuiste aquél tonto del que se burlaban. Incluso en la carrera, solitario y
temeroso. Sabiendo que eras apuesto, o eso decían por lo menos, tenías todas
las de ganar con muchas chicas… y en cambio seguías siendo ese que pasaba
desapercibido en todos lados.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Pero
eso ya no iba a suceder, sentías que ella era indicada para ti. Sabías que si
le contabas tu historia con el abuelo ella te entendería y juntos hablarían por
horas y horas del asunto. <o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Dejaste
las cosas de la bolsa y tomaste las flores que previamente compraste cerca de
la iglesia; garabateaste unas líneas disculpándote por esa forma de hablarle y
la invitabas salir si ella quería.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Subiste
las escaleras y dejaste el regalo en el piso.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Fue
hasta después que notaste que habías regado las flores con agua bendita. Tú y
tu tonto subconsciente<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: center;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">* * * * *<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Me
levanté, el sonido del despertador y la televisión encendida ayudaron; a mi
lado el cuerpo de Francisco. Salí de la cama y esperé un poco al oír la
noticia: Francisco Resinas, estudiante de Ingeniería había desaparecido hace
siete días al regresar de su casa, la última vez que se le vio regresaba de la
facultad de donde tomaba clases; según las autoridades este caso podría estar
relacionado con otras muertes sin explicación, pero aún no había conjeturas en
el asunto. Sonreí mientras observaba el cuerpo de Francisco, me gustaba tenerlo
aún en la cama como la última vez que lo hicimos. Tenía que pensar en cómo
deshacerme del cadáver, las bolsas ya comenzaban a causar sospechas… pero eso
sería luego; aún tenía un poco de sangre. Me cambié con lo primero que encontré
y salí de la casa.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Me
crucé con Javier en el camino le sonreí, le agradecí por las flores y me fui
dejándolo nuevamente con la palabra en la boca; en verdad me gusta… y mucho… es
por eso que aún no lo invito a subir conmigo.</span><span lang="EN-US" style="font-family: "arial" , sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-745289644699292822013-06-13T19:39:00.000-05:002013-06-13T19:39:14.351-05:00La Niña<div style="text-align: justify;">
Le dicen <i>la Niña </i>y siempre se le ve en la construcción de un lado para otro, acarrenado botes y limpiando los escombros: juntando los cascajos que se sacaban y recogiendo todos los desperdicios que salían. Nadie le hacía caso ni se metía con ella pero todos la conocían. También estaba a cargo de la tienda y vendía productos de Avón a quien pudiera. Empezó a ir al programa de regularización que la constructora les ofrecía para terminar su educación básica y allí fue donde esta historia llegó.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella siempre supo que era diferente y no dudaba en ningún momento de mostrarse tal cual. Sabíamos que vivía con alguien o por lo menos lo hizo mucho tiempo porque hasta hacía poco él se fue abandonándole. De un día para otro le dijo que ya no quería estar con él, que quería tener familia y sabía que ella no se la podría dar. A pesar de haber estado con él tanto tiempo y de saber que la quería fue más importante lo que la familia le dijo a aceptar las cosas como eran. Ella se puso triste; qué otra cosa podía hacer; de un día para otro las cosas de él ya no estaban; las había sacado mientras trabajaba. </div>
<div style="text-align: justify;">
Pero a pesar de todo, ella es feliz. Sabe que no es el único que hay y que tarde o temprano habrá alguien más.</div>
<div style="text-align: justify;">
Le dicen <i>La Niña </i>a pesar que su nombre es Alejandro. Nadie se mete con ella y nadie le dice nada. La respetan en la construcción, a pesar de lo que uno pensaría por como pintan esos lugares y es feliz en lo que puede ser feliz.</div>
Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-55206029814192312542010-11-04T10:10:00.000-06:002010-11-04T10:11:47.730-06:00<style type="text/css"> p.p1 {margin: 0.0px 0.0px 10.0px 0.0px; font: 12.0px Cambria} </style> <p class="p1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"><span class="Apple-style-span">Esperaba el momento justo. Le miraba pasar de un lado a otro balanceándose sin importarle en lo más mínimo mi presencia, como si no existiera, cual fantasma que no puede ser visto por ojos humanos. </span></span></p> <p class="p1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"><span class="Apple-style-span">Lentamente me fui acercando, prepare mi mano para descargar el golpe mortal en el instante mismo en que giró y me vio… pero era demasiado tarde. Mi mano fue directo a su cabeza; el golpe tremendo le sacudió por completo y cayó. Dejó mi mano manchada con la sangre; y su cuerpo: una plasta embarrada. Nunca creí que fuera así de fuerte. Ni por un segundo me arrepentí de lo que había hecho. Al fin podría dormir. Maldito mosco infernal…</span></span></p>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com81tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-1590608763418707832010-03-09T11:04:00.001-06:002017-08-28T19:49:28.680-05:00La Entrevista<div style="text-align: justify;">
Esperaba sentada en la enorme sala sobre un sillón tan mullido que sentía que la tragaría como un pozo de arenas movedizas. Revisó una vez más que la grabadora tuviese suficiente batería para la entrevista. Estaba tan nerviosa que sentía como sus manos chorreaban de sudor; comprobó nuevamente el olor que desprendía de sus axilas y le encontró agradable aún, por cualquier caso cargaba en su bolso un desodorante y toallas húmedas para cualquier emergencia: mujer precavida vale por dos.<br />
Repasó mentalmente el tema de la entrevista: empezaría con cuestiones laborales como su nuevo disco, el rumor de la película de acción en la que su nombre sonaba bastante y qué es lo que vendría después de la gira del disco. Seguiría con cuestiones más personales: cuál era su opinión respecto al escándalo gubernamental de los impuestos, qué pensaba respecto al paso que muchos artistas dan hacia la política, qué postura política presentaba en estos momentos. Finalizaría con algo imprevisto como el rumor de su sexualidad -que personalmente, le impacientaba a ella de sobremanera-…<br />
Estaba en éste último pensamiento cuando la puerta que conducía a la habitación se abrió. Lo primero que vió fue a una hermosa mujer vestida de traje sastre con una libreta en mano. Se levantó para saludar a quien era la secretaria que entraba a su encuentro. Brevemente intercambiaron unas palabras donde la ayudante le recomendaba no ahondar en temas personales: ninguno sin excepción, ya que de no ser así la entrevista se terminaría al instante en cuanto alguno de estos temas se tocara; también le advirtió que ella estaría presente para verificar que todo estuviera en perfecto orden y, que además, disponía tan sólo de 45 minutos ya que era una persona muy ocupada y tenía otras cosas en la agenda del día. Dichos estos lineamientos, la secretaria se retiró nuevamente por la habitación por la que había entrado a la sala dejando de advertencia que regresaría con Ella en unos cuantos minutos.<br />
Viendo que gran parte de la entrevista que tenía planeada se estaba yendo al diablo, intentó replantear nuevamente el orden de las cosas: la primera parte podría seguir intacta, de la segunda podría realizar preguntas personales pero no tan profundas: los temas de política podría dejarlos pero maquillarlos un poco más, los de sus relaciones amorosas muy probablemente no saldrían a la luz…<br />
Nuevamente fue interrumpida en sus pensamientos cuando la puerta se abrió.<br />
Entraron, primeramente la secretaria seguida de Ella. Iba envuelta en una bata de seda, el pelo rubio recogido y unos lentes oscuros. La secretaría se acomodó en un sillón individual cercano pero unos pasos más atrás, de forma que podría escuchar completamente lo que se le cuestionaría. Por su parte, Ella, se acercó al mullido sillón donde le esperaba y tendiéndole la mano el saludo: un poco formal, pensó. Estaba nerviosa, dudó en contestarle el saludo debido a la humedad en las manos, pero finalmente lo hizo. Sintió la tersa piel de las manos: suave y fina, y un escalofrío recorrió su espalda. Se presentaron respectivamente, ella reportera de algún diario que venía a hacerle una entrevista a Ella; Ella... no necesitaba presentación.<br />
Se sentó en otro sillón tan mullido como donde estaba su entrevistadora. Al sentarse, se abrió un poco la bata dejando ver las esplendorosas piernas bronceadas rematadas por unas zapatillas de tacón. No perdió ningún detalle de esto cuando nuevamente se sentaba al tiempo que encendía la grabadora para dar comienzo a la entrevista.<br />
La primera parte de la misma se desarrolló como lo había planeado: la inspiración del nuevo disco había llegado repentinamente, cuando terminaba la gira por España, y no pudo menos que ponerse a escribir canciones y grabarlas; No, era mentira el rumor de su actuación en la película porque ni siquiera habían habido pláticas con los productores; y, primero debería comenzar la gira del nuevo disco y después ya se vería que es lo que viene… Después de esta parte laboral, dudó un poco con continuar con lo que tenía planeado. Le miraba a la cara, desprovista de los lentes oscuros desde casi el inicio de la entrevista, y no podía dejar de fijar la vista los ojos azules. Ella le sostenía la mirada y de vez en cuando sonreía de manera perversa a las preguntas. Su voz era limpia y fuerte, muy poco acento como imaginaba y a cada respuesta que le daba la sensación recorría su espalda, un estremecimiento que subía y bajaba. ¿Sería cierto el rumor…?<br />
Continuaron, hablando de que opinaba del país y de su visita en años desde que lo había abandonado para irse a probar éxito fuera. Recordaron las primeras canciones y la diferencia con las nuevas, la profundidad de las letras de antes a las de ahora, incluso los cambios de ritmo. Ella sonreía sin parar e incluso de reírse con algunas de sus preguntas y comentarios. De un momento a otro, cuando le preguntó que pensaba sobre la famosa actriz que se había casado con un político, Ella se desamarró el pelo de forma muy sensual, lo cual no pasó desapercibido debido al titubeo en su voz al intentar aportar más a la pregunta. La respuesta fue breve, dijo no estar de acuerdo en meterse en asuntos personales de otras compañeras, al tiempo que la mirada ojiazul buscaba los ojos cafés de ella.<br />
Sintió cómo los colores subían a su rostro: Ella le miraba profundamente a los ojos. Nuevamente ese escalofrío, el sudor en las manos, ¿olería bien? Bajó la vista y se reconcentró en la próxima pregunta…<br />
De pronto le pidió a su secretaría -que había permanecido tras del sillón sin moverse, atenta a la entrevista- si podía ir a conseguirle algo de beber a la invitada ya que parecía que el calor aumentaba en la habitación. Imaginose roja como un tomate al oír que hablaba de ella tan casualmente aludiendo a su actitud. Se levantó del sillón y la bata dejo ver un poco más de las piernas bronceadas, comenzó a imaginar que habría debajo de esa bata y no pudo dejar de pensar en las fotografías en las que Ella había posado para una revista de caballeros. ¿Estaría desnuda debajo de la bata? La secretaría se levantó sin chistar y salió de la sala por una puerta contraria por donde habían entrado y la misma por la que ella entró. Ella se encaminó hacia la puerta y puso el seguro de la misma.<br />
Sentía su corazón latir con fuerza, tanta que creía que se le escaparía del pecho en cualquier momento. Ella se sentó nuevamente frente a ella, ahora de una forma más descuidada, con las piernas abiertas; pero dudó un segundo y se reincorporó para sentarse junto a ella en el mismo mullido sillón. Dijo que para estar más cómodas en la entrevista. Volteó a verla, sentada a su costado y tuvo que volver la cara al encontrarse de pronto a un palmo de la de Ella, casi hincada sobre el sillón y con la bata bajándose un poco por los hombros. La imagen era sublime. Intentó seguir con la entrevista de la manera más profesional pero Ella comenzó a interrogarle: que otras cosas escribía, hacía mucho que era reportera, cuantos años tenía, tenía novio…<br />
A partir de ahí, todo fue confuso. Recuerda como Ella se le trepó al tiempo que abría la bata dejando el cuerpo perfecto y completamente desnudo, como lo había imaginado tantas veces, a su vista. Los labios besándole, los ojos azules penetrando los suyos y las manos abriendo la blusa. Cómo poco a poco la lengua le recorría el cuello, la oreja y bajaba por entre el canal de los senos para llegar al ombligo. Le quitó el brasier y mordió juguetona los pechos. Despertó de su ensueño y se unió al juego besando su cuello y posando sus manos sobre las tan ansiadas nalgas de Ella…<br />
Terminó horas después, desnudas, agotadas y sudorosas sobre el mullido sillón que ahora no le inquietaba en lo más mínimo el que la tragase. Se besaron una vez más y comenzó a vestirse. Recogió sus cosas mientras Ella se acomodaba nuevamente la bata de seda y se amarraba el pelo otra vez.<br />
Meses después cuando otro nuevo rumor, el del romance con Él, se hacía más fuerte y enterraba al Otro, escribió una nota para el periódico dónde afirmaba que Él y Ella pronto contraerían nupcias. Al terminar, sonrió satisfecha mientras le enviaba un “mentirosa” directamente al teléfono de Ella y reproducía nuevamente la grabación donde por más de tres horas podían escucharse los gemidos de ambas ese día de entrevista.</div>
Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-23375479952094396742009-02-17T16:06:00.004-06:002009-02-17T17:20:24.470-06:00NavajaAbrió la puerta con sigilo, esperando que no se dieran cuenta de su entrada, evitando el más mínimo sonido posible; incluso se sorprendió sin respirar mientras cruzaba el umbral de la puerta que conducía a la sala de la casa. "Sigilo ante todo", pensó al tiempo que revisaba en su bolsillo que la navaja estuviera ahí; sintió el botón que liberaba la hoja con el pulgar y apretó el mango de metal frío que resbalaba con el sudor de la mano. Caminó por el pasillo que le conducía a la alcoba de la planta baja donde dormía la sirvienta. Sujetó el pomo de la puerta y rezó mentalmente al dios en que no creía que no rechinara al momento de abrirse como sucede siempre en las películas; afortunadamente esto no sucedió y pocos segundos después se vio dentro de la alcoba de la mujer donde lo sorprendió la imagen de sangre que se cernía sobre la cama: la mujer, joven al parecer (y bastante atractiva, apuntó para sus adentros) se encontraba desnuda en la cama con el cuello abierto transversalmente. Se acercó a la imagen y revisó el cuerpo, notó la sangre aún fresca y el calor del cuerpo: no tenía mucho tiempo muerta.<div>Tenía una fijación con la navaja, a pesar de la sobaquera que traía del lado izquierdo de la cual pendía la Smith & Weson .38 special, y aunque siempre era esta la que usaba en el último momento la extraña manía de sentir en la mano el mango de la navaja le tranquilizaba: era como un tic nervioso, incluso más que el cigarro que en esos momentos ansiaba.</div><div>Salió de la habitación y miró alrededor buscando un algo que le diera una pista, algo a que sujetarse y no sentirse perdido en el vacío que poco a poco se cernía sobre él. Todo le indicaba que estaría allí, los casos anteriores, las similitudes, el cuerpo en la habitación era la última prueba que necesitaba. Con eso se ganaría el respeto de todos en la agencia, del Viejo incluso, aquél que le decía que siguiera sus corazonadas a pesar de los lejanas que pudieran parecer; eso mismo hacía en ese instante.</div><div>Caminó rumbo a las escaleras, parecía una sombra en la noche, una pantera cazando a su presa. Subió las escaleras con tal lentitud que los segundos que tardó en llegar al primer descanso le parecieron horas completas. Continuó su avance por la escalera.</div><div>Escuchó un ruido y maquinalmente se detuvo, esforzó su oido por volver a escucharlo: ahí estaba, un gemido entrecortado, que le hizo continuar su marcha dejando de lado tanta precaución. Otra vez el gemido, llevó la mano a la sobaquera y desenfundó, se parapetó contra la pared y avanzó hasta la puerta inmediata a la escalera, sintió recorrer el sudor en su cara, en sus manos que aferraron la pistola. Tomó la manija y abrió al tiempo que pateba con brusquedad la puerta apuntando al interior de la puerta.</div><div>Vio a la mujer tirada en mitad de la cama, amordazada y atada. En el piso, a sus pies, un hombre completamente desnudo con las manos y pies atados. Ambos sangraban profusamente pero era incierto saber la magnitud de sus heridas, no hasta acercarse. Se acercó al hombre y le miró, lo revisó buscando alguna herida por donde escapara la sangre, descubrió horrorizado el pene mutilado del hombre al igual que los testículos, aún vivía. Ella sólo tenía contusiones y sangraba de la nariz y boca por los golpes recibidos. Desató a la mujer que comenzó a llorar profusamente sin poder articular alguna palabra, sólo sollozos. Llamó a la policía y pidió una ambulancia y la presencia de oficiales en la casa. </div><div>Regresó con el hombre del piso intentó calmar la hemorragia aplicando presión con la sábana en la zona donde debían encontrarse los genitales.</div><div>Lo último que escuchó fue el grito de la mujer y después de ello vino el golpe con el taburete en el rostro que lo dejó son sentido. Para cuando llegaron los oficiales el hombre castrado estaba muerto al igual que la mujer a la que encontraron con la garganta abierta en la cama, él despertó en el hospital donde estaba incomunicado y al parecer custodiado. Se le informaría más tarde que sus huellas fueron encontradas por toda la casa, que el arma encontrada había sido una navaja de resorte y con la cual se perpetraron los crímenes. </div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com31tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-16857775372152407312008-12-13T09:35:00.005-06:002008-12-13T10:31:47.433-06:00Carta a los Reyes<div style="text-align: justify;">I<br />Raúl tomó la carta de su pequeño Ricardo, acababa de cumplir 5 años y era la primera carta que les hacía a los Reyes magos. Todo parecía perfecto, le iba muy bien en su trabajo y acababa de ser promovido a un puesto excelente en la empresa y todo a su corta edad pues no llegaba a cumplir aún los 30; tenía un matrimonio hermoso con Fernanda a la que amaba profundamente a pesar de que habían cometido, según los padres de ella, el error de embarazarse a los 22 años y su relación no duraría según los pronósticos de los padres de ambos; ellos no sabían lo que era el amor que se profesaban. Y ahora una satisfacción más, su pequeño hijo Ricardo, nombrado en honor al padre de ella para agradarles más, porque cabe decir que realmente no se llevaban muy bien, escribía su primera carta a los Reyes magos. La vida no podía ser tan cruel como todos le decían, no con estas cosas tan perfectas como las que le sucedían a él en estos momentos.<br />Leyó con un poco de dificultades la carta de Riqui donde específicamente pedía uno de esos juguetes de los Transformers que se anunciaban por toda la televisión, quería particularmente al trailer jefe de los autobots, <span style="font-style: italic;">Otimus</span> ponía en su carta; pedía también una bicicleta para salir con su amigo de la escuela que vivía en el mismo edificio que ellos y que ya tenía su bici, se imaginó rápidamente enseñándole a su hijo a andar en bicicleta como su padre lo hiciera con él hace muchos años. Por lo demás cerraba Riqui su primer carta con un "Cuida mucho a mis papis."<br />No pudo evitar contener la lágrima que le caía al momento que su esposa entraba al cuarto después de llegar del baño. Se besaron y se dispusieron a dormir, era tarde; acordaron ir al día siguiente a comprar los juguetes del niño después de dejarlo con su abuelo, que a pesar de que odiaba al papá adoraba al nieto como todos los abuelos celosos. Estaba en la cama y continuaron besándose hasta que la fuerza de los besos hizo que terminaran haciendo el amor. Por fin se quedaron dormidos en una bonita estampa. El último pensamiento de Raúl era que la vida era buena.<br /><br />II<br />"Queridos Reyes Magos:<br />Este año me he portado bien he ido más días a la escuela ya no es tan dificil y estoy aprendiendo a sumar quebrados que me eran muy dificilies porque como el año pasado no fui mucho a la escuela por ayudarle a mi mamá en el puesto pues me costaban trabajo. Mi hermanita Juanita si va a la escuela todos los días, es muy lista y sé que le trairan algo para que se entretenga, por lo menos una muñeca porque su Ramona que es su otra muñeca ya se le cayó una mano.<br />Lo que yo quiero este año es que por favor nos vaya mejor en el puesto porque mi mamá se preocupa por no tener dinero para darnos de comer a Juanita y a mi, y hay veces en las que ella se queda sin comer por darnos a nosotros. Sé por ejemplo que ella se pone a llorar en las noches porque no tiene nada que darnos y en esos momentos quisiera llegar y abrazarla para que no se sienta triste.<br />Extraña mucho a mi papá y nosotros también pero no lloramos para que ella no se sienta triste.<br />Por eso quiero pedirles que este año nos manden mucho dinero para que no tengamos preocupaciones y yo pueda ir a la escuela que me gusta un montón y ella este contenta.<br />Gracias<br />Gabriel"<br /><br />III<br />Don Roque de la Peña era un gran empresario, manejaba siete empresas todas completamente suyas, además tenía acciones en compañías de amigos a los que tiempo atrás les había prestado para que comenzaran sus negocios. Sobra decir que era muy rico y tenía mucho dinero.<br />Vivía en Las Lomas con su hija Jasmín que tenía 23 años y estudiaba administración de empresas para que en un futuro su padre le dejara el emporio. Su otro hijo, Sergio, vivía con su madre de la que Don Roque se había separado cuando Jasmín tenía 15 y Sergio 13, él estudiaba ciencias políticas en la UNAM.<br />Don Roque sabía de antemano que su hijo era un completo "radical", que abogaba por las personas y los explotadores, que a ojos del hijo, como él hacían su fortuna por los empleados. Era de la corriente que sin duda se drogaba con mariguana, como todos esos pseudoestudiantes de Filosofía de los que tanto hablaba su hija y veía como nacos; también sobra decir que no se llevaban padre e hijo.<br />A principios de ese año, la madre de Sergio sufrió un síncope cardiaco y murió en un instante sin que nadie pudiera hacer algo. De alguna manera extraña, como esa vueltas que da la vida, el padre le ofreció cobijo al hijo, pues al fin y al cabo era su hijo. Sergio por supuesto que no aceptó y dijo que viviría solo en el departemento en donde había vivido con su madre hasta ese tiempo, también dejó en claro que no quería volver a saber nada de él. Y a partir de ese instante no se volvieron a ver ni hablar..<br />Don Roque recordaba todo esto ahora que en la oficina del corporativo le llegaba un paquete de su hijo. Le extraño mucho recibir un paquete de él. así que lo abrió y encontró dos cartas. Abrió la primera y la leyó hasta que encontró la instrucción de abrir la otra carta. La segunda carta era de esas cartas prehechas de los reyes magos que se venden por esas fechas navideñas, la abrió y al desdoblarla un sencillo mecanismo de ligas hizo que la carta arrojase un polvo blanco a la cara del padre. Leyó la única frase que decía la carta "Viva la Revolución". Don Roque se comenzó a morir lentamente sin acabar de leer la carta primera donde le explicaba Sergio que el polvo no era más que talcol, pero que era sólo una advertencia. Después de todo, ser un gran empresario trae sus consecuencias como el estrés y los ataques cardiacos repentinos.<br /></div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-24047217531192368722008-06-06T22:58:00.005-05:002008-06-07T00:29:45.442-05:00El Lunar<div style="text-align: justify;">David se levantó y observó a Mercedes a su lado durmiendo plácidamente; era la segunda vez que dormían juntos una noche completa desde que ambos quedaron en la misma cama en casa de Dora durante su fiesta de cumpleaños. Recordó brevemente aquella vez y sonrió recordando lo ebrios que estaban y la forma en como torpemente se quitaban la ropa para quedarse dormidos... fue algo chusco el despertarse y mirarse sabiendo que ambos estaban desnudos en la misma cama y nada había pasado. Ahora, esta segunda vez había sido meses después de aquella.<br />Mercedes tenía un lunar en el hombro izquierdo que descubrió David la segunda vez que la vio desnuda, exactamente en una parte que ella no alcanzaba a ver. Esa vez había llovido y ambos caminaban por la calle tomados de la mano; David había decidido hablar con ella y decirle lo que en verdad sucedía desde esa vez de lo de Dora. Hablaron en un café durante un rato hasta que él le dijo que le gustaba desde hacía mucho y ella le respondió de igual forma, se besaron. Caminaron hasta que comenzó a llover. La primera reacción fue guarecerse de la lluvia, se pusieron bajo un techito esperando a que terminara de llover y se besaron por segunda vez. Decidieron unos cuantos besos después que el agua no calmaría y optaron por caminar bajo la lluvia tomados de la mano hasta que llegaron al departamento donde vivía David. Hicieron el amor mientras se quitaban la ropa mojada.<br />David miraba el lunar encontrado ese día con la luz que se colaba de la ventana. Por un momento sintió miedo, algo que no podía explicar... un miedo lejano a la soledad, a perder a esa persona que dormitaba por segunda vez con él esta vez plenamente conscientes. ¿La amaba? Era una constante en su cabeza... sí, pensaba recordando esas sonrisas que tenía en la mente, esas caricias que horas antes ambos se dedicaran. Sollozó un poco al encontrar la respuesta que sabía de antemano, mejor dicho de confirmar. Sintió a Mercedes moverse y la miró voltearse hacia él y sonreirle somnolienta. "¿Qué pasa" preguntó ella. "Nada," respondió "sólo miro tu lunar" y después de eso la abrazó y quedó dormido a su lado con una sonrisa.<br /></div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-91466464359989838972008-03-09T09:36:00.003-06:002008-03-09T10:09:49.730-06:00Rumores<div align="justify">Silvia miró el espacio cubierto de estrellas. Eran las ocho de la noche y estar recostada en la costa observando estrellas le tranquilizaba en sobremanera después de que Hugo le dijo que no la quería. ¡Pinche Hugo!, pensó después de todo lo que ella había hecho por él y así le pagaba, rechazándola. A ella, que le ayudó a intalarse cuando llegó a la ciudad y no conocía a nadie, cuando ella le mostró que sus amigos para que no se sintiera solo, que incluso le ayudó con el jefe para que pudiera salir temprano durante una temporada para hacer las cosas pendientes... No, no era justo.</div><div align="justify">Se sentó sobre la arena fría, se sentía en el aire una brisa fresca pero fría después de un rato de estar en ella, ya había llorado lo suficiente. Decidió irse a la casa antes que se hiciera más tarde y no encontrara camión alguno, sabía de antemano que no lo haría que no le llamaría nunca más a pesar de que él lo hiciera, había decidido ser lo más cortante que pudiera con él, lastimarlo antes de salir más lastimada ella; sí, eso es lo que haría a partir de ahora.</div><div align="justify">Caminó hacia la calzada llena aún de personas que platicaban sobre las fiestas. Época de fiestas, de carnavales donde todo lo que importaba era divertise, y ella que no se sentía feliz en lo más mínimo.... ¿cómo poder disfrutar algo que no te hace feliz en estos momentos? Fue entonces cuando vio a Reyna, se veía pálida y enferma caminando rumbo a ella, tropezando a cada paso que daba, empujando a las personas delante de ella. Cuando por fin se encontraron frente a frente Silvia le preguntó a Reyna si estaba bien. No, no estoy bien, le dijo Reyna, quiero morirme... ¿Por qué, qué paso, qué tienes...? Es Hugo, respondió la muchacha al tiempo que se avalanzaba a los brazos de Silvia que la recibió en un abrazo sosteniéndola y escuchándola sombríamente.... ¿¡Hugo, que le pasa a Hugo!?, pensó angustiada, el coraje sentido apenas un minuto antes desapareció sin dejar rastro de ello, como si nunca hubiera existido. ¿Qué le pasa a Hugo?, preguntó ahora sí hacia su amiga que sollozaba y a duras penas podría responderle...</div><div align="justify">Es que Hugo está... y dejo de escuchar lo que Reyna le decía, sabía lo que pasaba y no podía hacer nada más que romper en llanto también... Al final de cuentas lo amaba</div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-38684753037689499582007-10-09T11:18:00.000-05:002007-10-09T20:10:55.311-05:00Tren (1)<div style="text-align: justify;">Este cuento lo escribí a partir de uno que leí de Erensto (mi cuñado) y que me agradó por la situación en que se narró. Intentaré darle una vuelta. Espero que les guste :p<br /></div><br /><div style="text-align: justify;">Caminé por la calle con rumbo a la estación. El boleto color café mencionaba las 8 como hora de salida. Tenía algunos minutos antes de abordarle y salir de Valparaiso. Tenía algunos días en la región, vacacionaba a pesar de la protesta de mis padres sobre el estado político del país. Sabían que iría con Linda, una amiga de toda la vida y que sus padres tenían una casa de campo en la provincia, cerca de la bahía por lo que después de unas cuantas llamadas de sus padres a mis padres logré que me dieran el permiso.<br />Viajé sola desde Santiago, el recorrido era cansado. Casi tres horas desde la estación Alameda donde dejé a mis padres que tengo que decir que estaban preocupados por mí ya que sería mi primer viaje sola. Miré mi lugar el 17 del quinto andén, al lado de la ventana por lo que pude ir viendo el recorrido poco a poco conforme avanzaba. Miraba el cielo y me preguntaba si llovería y si no era estúpido el haber traido paraguas al viaje. Sentía que mi corazón latía más rápido de lo normal, estaba feliz y emocionada por el viaje.<br />Al poco rato me cansé de la ventana y opté por mirar el vagón, había pocas personas en él, ya que muchos de los que viajaban preferían hacerlo en auto o en taxi. Mis padres tenían poco dinero; los últimos meses habían sido duros desde el principio del mandato de Allende; mi padre trabajaba en un banco pero de un tiempo para acá las cosas se habían puesto duras... Optaron por el tren que era de lo más barato y sólo serían poco más de tres horas en el peor de los casos; acompañé a mi madre a comprar los boletos tanto el de ida como el de regreso ya que el costo disminuía si lo hacías de esa forma.<br />Cuado me dí cuenta estaba en Viña del Mar, cosa que indicaba que estaba cerca de mi parada. Soñé con la vista al mar como no lo hacía desde niña días antes de las vacaciones de invierno en que fuimos a vacacionar a la playa... tenía años enteros que no veía el mar, y en verdad estaba emocionada de verlo. Agradecía a mi amiga el haberme invitado aún sin haber llegado.<br /></div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-29093013554132965122007-08-22T12:47:00.000-05:002007-08-22T12:49:28.399-05:00CaidaLas calles aledañas al edificio estaban vacías desde hacía algunos días; sólo los coches abandonados le daban un poco de vida a la vista que tenía desde el cuarto en el edificio. Tenía tres días en que Iván esperaba a su madre que había dicho iría al mercado por los alimentos del día. Miraba la ventana fijamente, los cristales rotos causados por la onda explosiva de la caida del meteoro. No sabía que era un meteoro, pero eso había escuchado en los últimos días desde que su madre salió a la calle. Recuerda ese día, estaba sentado en el sillón frente a la televisión: mirando qué, no lo recuerda, pero era algo que le llamaba la atención, por ello no salió con mamá al mandado. Se quedó solo y pocos minutos después se fue la luz y un fuerte estruendo se oyó por todos lados, gritos de pánico llegaron hasta sus oidos y en ese momento los vidrios de la ventana frente a él se quebraron... tuvo miedo, quería a su madre con él, se arrepintió de no haber ido con ella...<br />Tenía miedo, lloró. A sus seis años era poco dificil que su madre se separara tanto tiempo de él, aún no entraba a la escuela siquiera. Qué podía hacer salvo esperarla o a papá que estaba de viaje y a veces ni siquiera tenía idea de cuando regresaría. Estaba solo.<br />Escuchaba voces de vez en cuando, gritos, ladridos, maullidos, rara vez alguna voz que hablara. Fue una de esas voces de las que escuchó lo del meteoro. Tenía hambre, no había comido, dormía casi todo el tiempo y cuando no lloraba nuevamente recordando a mamá. Por eso veía la ventana con los vidrios rotos veía el cielo gris lleno de nubes y algunos edificios frente a él. Vio las calles abandonadas y los autos cuando tuvo el valor sucifiente de acercarse a la ventana y subirse a un banco a mirar fuera buscando a su madre.<br />Tenía sueño, mucho. miró la ventana una última vez antes de dormir cuando se comenzaba a oscurecer aún más. Pensó en su madre y cayó presa del sueño. Lo último que escuchó fue la voz llamándole, antes de que el el edificio se derrumbara.Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-10990788333187325212007-04-17T19:56:00.000-05:002007-04-17T21:08:03.267-05:00Huesos saqueados<div style="text-align: justify;">El Panteón Jardín siempre ha sido uno de los más visitados de México según algunos, ésto porque en él se encuentran los restos del ídolo de México: Pedro Infante. A mí la verdad que no me importaba demasiado, sabía esto porque lo ví en el noticiero; la celebración de los 50 años de su muerte; un ídolo al que mi madre seguía admirando aunque no le tocó tampoco verlo actuar, de esos ídolos que pasan de generación en generación y de los que se entera uno por las repeticiones de sus películas los domingos después del fútbol.<br />Lo que me llamaba la atención era la forma en como se había producido el robo, que aunque los familiares aseguraban que no existía tal suceso. Yo sabía que habían robado la tumba, me lo dijo una vez el Chupas cuando andaba de pedo conmigo, pero eso fue hace mucho, tanto que lo mandé a la reverenda chingada por choro.<br />El Chupas sabía porque uno de sus cuates del trabajo le había dicho que uno de sus primos que trabajaba en el panteón había escuchado una vez hablar al vigilante sobre la tumba con unos gringos que preguntaban y preguntaban sobre la tumba; según me dijo el Chupas y le dijeron a él, era una pareja, un gringo y una gringa. Llegaban en micro al panteón y se pasaban las horas frente a la tumba: sacándole fotos, platicando con los visiantes y de vez en cuando con el cuidador daba la ronda con él; otras con la familia, pero cada ocho días se les veía por allá. Esa vez como andaba tan pedo, no le creí que le habían dicho que el cuidador oyó que le contaban que en EU el difunto era bien admirado y que hasta ganas de llevárselo les daban; de hecho el Chupas tampoco lo creyó.<br />Eso había sdo unas semanas antes de que se corriera el rumor del saqueo. Corrieron los escándalos del saqueó a pocos días de su aniversario luctuso, esos de que estaba en remodelación la tumba, que la familia decía pa' mantener el secreto de que los huesos del ídolo andaban por la frontera junto con el cuidador de la noche y la pareja de gringos. El trabajo se había hecho en la madrugada volaron la tumba y sacaron los huesos, salieron en un camión (eso me dijo el Chupas que le contaron porque el cuidador de la mañana avisó que faltaba un camión de servicios del panteón, pero no prosiguió porque se encontró dos cuadras más adelante y no se quería levantar escándalos). El rumor del robo lo dijo el cuidador la primera vez que lo entrevistaron para decir cuantos iban a ver la tumba por esas fechas, sin querer se le salió lo del robo a pesar de que se lo habían prohibido.<br />Ahora si le creo al Chupas, no es que no le crea cuando anda pedo, sino que simplemente acabo de dar mi oferta por el femur de Pedro en una página de internet, sería un buen regalo de día de madres.<br /></div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-19594627463422205472007-04-02T10:18:00.000-05:002007-04-02T10:19:37.558-05:00HotelNo joven, fíjese que en estos negocios se ven muchas cosas. Si he visto cada cosa que si le cuento no me creería. Qué cómo qué… pues verá, primeramente deberá usté saber que ya tengo mis años en esto de los hoteles; empecé como mucama, ya sabe de esas que limpian los cuartos por las mañanas… aunque lo que yo quería era estar en la cocina, eso porque mi madrina que me cuidó desde chica y con la que viví hasta que me salí de mi casa trabajaba en uno de esos hoteles lujosos en la cocina, y sacaba buena parte, además que le dejaban llevarse los sobrantes de los platos del día. Yo quería trabajar en la cocina por eso, imagínese namás todo lo que podría comer; es que como siempre he sido muy tragona, pero bueno. Le decía que empecé como mucama en un hotelillo cercano de la casa donde vivía con mi madrina, le había pedido a mi madrinita que me metiera a trabajar dónde ella, pero sus jefes del hotel no la dejaron que me metiera, que porque iba contra las reglas de tener familiares en el negocio; así que fui a pedir trabajo al hotel ese que le digo, tendría como 15 años más o menos, tal vez más. Me acuerdo que acababa de salir de la secundaria y ya no quería estudiar; yo lo que quería era ganar dinero y comprarme mis cosas, así que fui al hotel a pedir trabajo como le decía. No tenían otro más que de limpiar las habitaciones y pus acepté.<br />Qué las cosas raras… ah eso voy joven no sea desesperado, namás le cuento para que se de idea de lo que he visto. Ah pues en ese hotel trabajaba de 9 de la mañana a las 5 de la tarde. Éramos cinco las mucamas y eran seis pisos en total contando la planta baja donde estaba la recepción, nos rolábamos cada semana el piso que nos tocaba limpiar. Una vez mientras limpiaba un cuarto me encontré un par de calzones de mujer de esos chiquitos que se llaman tangas, ya sabe cuales le digo, los que se pusieron muy de moda últimamente y que casi cualquier muchacha trae; le digo que casi cualquier muchacha trae porque ahora me los encuentro seguido por los cuartos, ya ni me extrañan; hasta he de confesarle que algunas veces yo me los pongo. Pero bueno, le digo que me encontré uno de esos calzones y me dio reteharta pena namás verlos, en esos tiempos me daba pena hasta pensar en los hombres, verá mi madrina era media mustia y no hablaba de hombres en la casa. Digo mustia porque en la casa nunca hablaba de nada ni hacía nada más que ver novelas y rezarle a los santos y la virgen, ya sabe como son las mujeres de ese tiempo; pero en cuanto salí de la casa de mi madrina para irme me enteré que la mustia de mi madrina se tiraba al gerente de su hotel, un señor ya grande, pero que todos decían que le gustaba dar vuelo a la hilacha, también me enteré de que con un par de botones anduvo mi madrinita.<br />Qué dice que eso de la tanga no es raro… bueno, ahora que lo dice creo que no. Otra vez mientras limpiaba la recepción, me tocó ver entrar a cuatro hombres y pedir una habitación para todos, mientras uno se registraba los otros dos se empezaron a besar mientras el otro abrazaba por atrás al que pagaba. Después me enteré que uno de ellos era hijo del gobernador y los otros sus amigos, por eso no les echaron bronca al entrar al hotel, además que dejaron una buena propina al recepcionista. Y es que cómo dice, eso ya es normal ahora, pero hace unos años hasta a golpes se agarraban por cosas como esa. Creo que la mejor de todas las que me pasaron en ese hotel fue esta: una vez por la mañana mientras limpiaba los cuartos, entré a uno y me encontré con un señor completamente desnudo con los ojos vendados y amarrado a la cama tenía su cosa bien grandota y parada, en eso estaba a punto de salir bien apenada cuando sale una mujer desnuda del baño y namás traía puestas las botas hasta las rodillas; cuando me vio ni se inmutó y me sonrió y siguió acercandose al amarrado, yo me salí del cuarto y ya no supe más<br />Estuve como tres años en ese hotel, luego me salí de ahí con Marcial, el hijo del dueño. ¡Ah mi Marcial, como lo quise al condenado! Por esos tiempos ya me había salido de la casa de mi madrina. A Marcial lo conocí un día que limpiaba la recepción y llegó con el dueño a ver como iba el hotel. Pus la verda me gustó desde que lo vi, ni pa que mentirle joven, el no sé que me vio, pero me empezó a hablar a los pocos días de que fue por primera vez. El encargado del hotel se fue a los pocos días y mientras encontraban un reemplazo el joven Marcial, le decía joven en esos tiempos, se quedó a cubrir el hotel. Le decía que me habló un día mientras limpiaba las escaleras y me preguntó mi nombre y me empezó a contar cosas, muchas cosas mientras seguía limpiando y sólo me reía, es que en esos tiempos era muy tímida, le digo que la culpa la tenía mi madrina, aunque ya no vivía con ella. El joven Marcial se quedó como dueño del hotel, su papá se lo regaló y se quedó allí para administrarlo, así pasaron como cinco meses joven. Y una vez que estaba limpiando un cuarto, subió el joven a buscarme y me encontró en el cuarto mientras tendía la cama. Cerró la puerta y se me acercó, yo estaba nerviosa, pero quería que estuviera ahí me besó en los labios y me comenzó a acariciar joven. La verdad, había soñado mucho eso, y creo que el joven Marcial también. Me hizo el amor en la cama a medio tender, donde hacía unas horas no sabía quien había estado haciendo lo mismo que yo ahora. Después de eso, siempre que había un momento de descanso, Marcial y yo terminábamos haciéndolo en cualquier habitación.<br />Qué ya estoy tomada joven… no, cómo cree. Namás que hace mucho calor no cree joven, me voy a quitar el sueter que ya me dio calor. Además acordarse de esas cosas da calor joven. Qué cuantos años tengo… tengo 35 joven… no sea adulador, pero gracias… no es cierto no me veo de menos… jaja. Me casé con Marcial después de que nos salimos del hotel y consiguió un buen administrador. Abrimos este hotel aquí en el centro, ya sabe por eso de que los turistas como usté que vienen de visita y no tienen donde quedarse, también abrimos más hoteles por todo el estado con ayuda de mi suegro, que de por sí ya tenía varios y cuando murió le dejo todos a mi Marcial, y cuando él murió me dejó todos a mí. Nunca tuvimos hijos, pero me hubiera gustado. Le pido otra cerveza joven… no se preocupe, la cuenta va por la casa… Mi marido murió atropellado, de eso hace ya seis años joven.<br />No joven, le digo que cosas raras he visto hasta más no poder… como la vez que una joven entró con dos gringos, de esos vacacionistas como usté, pidieron una habitación y se subieron los tres… a la media hora bajó la chica llorando, le pregunté si estaba bien y si le habían hecho algo… me contestó que no, no le habían hecho nada, por eso lloraba, me dijo que los dos gringos terminaron haciéndolo y la dejaron de lado. No tiene idea joven de que es lo que olvidan los huéspedes… desde botellas de vino hasta vibradores de plástico gigantes, de verlos hasta una se asusta, digo una conoce que entra y que no entra…<br />Qué ya le dio sueño joven, pero si todavía es temprano… no se preocupe yo lo acompaño a su cuarto joven, nada más dígame si le gustan las botas, si no para que me las quite joven…HJose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-36211576480918547632007-03-09T13:00:00.000-06:002007-03-09T13:10:25.309-06:00Anécdota...<div style="text-align: justify;">Para Beto... Mi mejor amigo de la infancia...<br /><br />- ¿Sí sabías que mataron a Zaira? – Me comentó mi hermana mientras comíamos. Era un día como cualquier otro, yo regresaba de la escuela aún por aquellos tiempos, ella también lo hacía sólo que más temprano que yo. Ese día la encontré de pura casualidad en el metro y le invité unos tacos.<span style="" lang="ES-MX"></span><br /><span style="" lang="ES-MX">- ¡No manches! – le contesté casi atragantándome con un pedazo de buche del taco que acababa de morder. - ¡No seas pinche mentirosa!</span><br /><span style="" lang="ES-MX"></span><span style="" lang="ES-MX">- Es en serio, me contó Marcos… y a él su mamá, y a ella la vecina, y a la vecina <span style=""> </span>la verdulera. Es una fuente confiable… </span><span style="" lang="ES-MX"></span><br /><span style="" lang="ES-MX">- ¿Y cómo fue? – le pregunté al tiempo que daba otra mordida al taco</span><br /><span style="" lang="ES-MX"></span><span style="" lang="ES-MX">- La encontraron estrangulada en su salón de clases, dicen que fue su novio por celos.</span><br /><span style="" lang="ES-MX"></span><span style="" lang="ES-MX">- ¡Ah no manches!, ¿es en serio?</span><br /><span style="" lang="ES-MX"></span><span style="" lang="ES-MX">- ¡Qué si!</span><br /><span style="" lang="ES-MX"></span><span style="" lang="ES-MX">Terminamos de comer y me quedé pensando en lo que me dijo mi hermana. Al pasar por la casa de Zaira, ví como fuera de la marquesina de ésta había un moño negro, lo que confirmaba lo que me habían dicho. Aunque era una chava que conocía desde hacía años enteros, tenía los mismos que no la trataba, no desde que Beto dejó de andar con ella. ¿Qué había sido de Beto? Ese era otro de esos misterios que suceden, sabía que seguía por la colonia, algunas veces lo había visto en la calle con mis antiguos amigos, nos saludábamos pero ahí quedaba la cosa, entre la escuela me dejaba poco tiempo para salir con ellos como lo hacía antes; esos tiempos de niñez-adolescencia en los que las tardes se te iban con los amigos jugando fútbol y que poco a poco se alejaban más y más de tus recuerdos.</span><br /><span style="" lang="ES-MX"></span><span style="" lang="ES-MX">Beto siempre fue mi mejor amigo de esa época, solíamos pasar los días entretenidos jugando fútbol, hablando de cómics, películas, o sencillamente hablando de cuando él y su familia vivían en los Estados Unidos… de sus problemas con la policía (allá en EU) y demás. </span><span style="" lang="ES-MX"></span><br /><span style="" lang="ES-MX">Lo de Zaira siempre fue raro, los dos se gustaban desde que recuerdo, pero por cosas de ella (sus hermanos) no podían estar juntos… claro, agregando el hecho de que ella por ese entonces andaba con un wey; pero aún así se gustaban. Me acuerdo una vez que se quedaron todo el día juntos, como si fueran novios (me enteré después de que eso fue, sólo por dos días) caminando de calle en calle sentándose en las esquinas a platicar, besándose. Luego de eso, su relación se volvió rara. De vez en vez se encontraban y platicaban, se besaban y ya. Luego, se dejaron de hablar.<o:p></o:p></span><span style="" lang="ES-MX"></span><br /><span style="" lang="ES-MX">Muchos años después, Beto se fue de la ciudad, a dónde no sé,<span style=""> </span>por ese entonces ya se había casado y tenía un niño, Zaira estudiaba en la voca 5 de jacarandas. Fue por esos días, cuando sucedió lo que sucedió. <o:p></o:p></span><br />Me encontré a Beto una vez más antes de que se fuera para, hasta ahora, siempre. Fue un cumpleaños de no recuerdo quien, pero me invitaron a la fiesta; cosa rara ya que como decía, no tenía mucho trato ya con ellos. Esa vez nos pusimos a chelear toda la noche, terminamos bien pedos. Y de pronto salió el tema de Zaira…<br />-¿Oye, qué pasó con Zaira? – le pregunté con todo el tacto que un borracho puede tener a las tres de la mañana.<br />- ¿Qué no sabes? – me respondió – La mataron…<br />- Sí, eso si sabía…<br />- Sabes… si sentí gacho cuando me enteré. A esa chava es a la que más he querido… – se le quebró la voz<br />- ¿Y por qué no siguieron juntos?<br />- Ni yo sé… de por si vez que era medio putilla. Mientras andaba conmigo andaba con el wey ese, con el que me iba a partir la madre por ella.<br />- Yo creí que era por su carnal, el celoso…<br />- No, si la otra vez me quede chupando con él… me dijo que de todos sus cuñados yo había sido el que mejor le caía… ¿cómo vez?<br />- No pues ta’ cabrón…<br />- Pues ni pedo así es esto. Pero pus si sentí gacho. Salud compadre…<span style="" lang="ES-MX"></span><br /><span style="" lang="ES-MX">- Salud...<o:p></o:p></span> </div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-30182111116372338072007-02-09T20:54:00.000-06:002007-11-30T18:59:25.453-06:00Faldas<div align="justify">Te fijabas en la falda de cuadritos que se movía delante de tí como si de ello dependiera tu vida. Era la tercera falda corta que veías en la noche desfilar delante de tí, moviéndose con la cadencia de la música del lugar; cachóndamente podríamos decir. Sabías que esta tercera falda corta haría lo que hicieron las anteriores y se marcharía del lugar, rompiendo la mística con que la observabas.</div><div align="justify">Terminó la primera canción, esperabas que poco a poco la chica comenzara una vez más a bailar, no podías despegar la mirada de ella, completamente hechizado por sus ojos, su boca, sus piernas... pero sobre todo esa pequeña falda que se movía al compás de sus caderas. Por fin comenzó la musica, algo más tranquila que la anterior. Tomaste el vaso frente a tí por inercia, sin despegar la mirada ni un solo segundo de ella; era rubía, como te gustaban desde siempre.</div><div align="justify">Poco a poco el baile se fue volviendo más y más erótico, observas el contoneó de sus piernas al flexionarse, la blusa blanca que poco a poco se fue mojando con el chorro de una manguera que salió de la nada, dejando ver los bien formados pechos y los pezones erectos.;dio algunas vueltas más y de espaldas se despojó de la recién mojada blusa y te la lanzó directamente a tí...</div><div align="justify">De un momento a otro voló la falda quedando la rubia en una diminuta tanga negra, medias y liguero. Sentiste que si te morías en ese momento no importaba. Ni pa' que decir que la güerita estaba buenísima; tu vecino de al lado te lo confirmó. Terminó la pieza, era uno de esos lugares donde no se quitaban todo, pero poco te importó; pediste otra cerveza justo cuando se acercaba la rubia de la faldita, te guiñó el ojo y te preguntó: "¿Te gustó, mi amor?", y te besó.</div><div align="justify">Algunas veces no sabías como fuiste tan afortunado de tener una novia teibolera, pero eso si, te gustaba...</div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-91999873027192229472007-01-25T22:42:00.000-06:002007-11-30T18:58:08.635-06:00DesaparecidosDesperté viendo el crucifijo frente a la pared. No es que me molestara, pero sentía una animadversión hacia la figura que representaba. Nunca creí en Dios, y menos después del accidente. Giré en la cama hasta alcanzar el despertador: las ocho, había dormido poco más de diez horas, más de lo que acostumbraba, tal vez por eso me sentía así de bien, descansada. Prendí la televisión, cambié canales hasta encontrar el noticiero, lo dejé un momento mientras me cambiaba; escuchaba las noticias del día: los diputados aprobando más impuestos, el presidente dando mensajes a la nación, sexto asalto a un banco en lo que va del año; tres muertos por causa desconocida en una calle de la colonia Nápoles… el caos en la ciudad como todos los días, nada fuera de lo normal.<br />Terminé de cambiarme, algo rápido y sencillo que fue lo primero que encontré: unos jeans deslavados y una playera verde con leyenda de “GrinPis”, una sudadera abierta para “cubrirme”, aunque era más bien un accesorio para combinar. Apagué la televisión y salí.<br />Baje las tres escaleras hasta la puerta del edificio, miré la correspondencia de mi buzón, pero no había nada salvo propaganda de pizzas así que salí esperando encontrar mi coche tal como lo había dejado el día anterior. Me topé con Javier: alto, morenillo, ojo verde, barba de tres días que lo hacía ver aún más apuesto. Le sonreí mientras salía de la puerta y lo volteé a ver picadamente. Me gustaba de hace tiempo, me devolvió la sonrisa e intentó hablarme, pero hice como que no lo oí. Las calles estaban vacías, a pesar de la hora, que por lo generalmente a esa hora siempre tienen a niños en las banquetas con sus uniformes, o personas apuradas por llegar a su destino, o gente que como yo sale a su trabajo.<br />De pronto lo ví, cruzando la calle. Era magnifico en todos los sentidos. Decidí al momento que él era la persona que necesitaba. Me detuve en seco recibiendo la mentada de madre de los conductores que venían tras de mí, toqué el claxón para llamar su atención y lo hice. Me miró y le hice una seña para que se acercara, cosa que hizo al instante, ignoré los sonidos recordándome a mi progenitora y lo observé frente a mi ventanilla, sonriéndome. Lo invité a subir al coche, llevaba una mochila e intuí que era estudiante; se llamaba Francisco. Comencé a hablar con él sobre su vida, que hacía, que le gustaba; estaba demasiado nervioso para contestar. Supe que no iría al trabajo.<br />Giré en las calles siguiente para regresar a la casa e invitarle un trago; decía que no, que tenía que llegar a no sé donde, pero sabía que dentro de él quería ir conmigo al departamento. Llegamos y subimos las escaleras, no dejaba su mochila para nada. Entramos a la casa y le pedí que se sentara en el sillón mientras iba por unas cervezas al refrigerador. Comenzamos con un six y al poco rato estaba besándome y tocando sobre la camisa mis pechos. Lo alejé un poco de mí y comencé a besar su cuello, su oreja y sus labios, regresé a su cuello comencé a jugar con mi lengua por él. De pronto, comencé a morderlo lentamente hasta llegar a su hombro y regresar al cuello. Nos levantamos y fuimos a la habitación.<br /><br />Me levanté, con el ruido del despertador y la televisión encendida, a mi lado el cuerpo de Francisco. Salí de la cama y esperé un poco al oír la noticia: Francisco Resinas, estudiante de Ingeniería había desaparecido hace siete días al regresar de su casa, la última vez que se le vío fue cerca de la colonia Nápoles; según las autoridades este caso podría estar relacionado con las otras tres muertes. Sonreí mientras observaba el cuerpo de Francisco, me gustaba tenerlo aún en la cama como la última vez que lo hicimos. Tenía que pensar en como deshacerme del cadáver, pero eso sería luego; aún tenía un poco de sangre en él. Me cambié con lo primero que encontré y salí de la casa.<br />Me crucé con Javier en el camino y le sonreí, en verdad me gusta. Es por eso que aún no lo invito a subir.Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-52146874043203402852006-11-28T10:59:00.000-06:002007-11-30T18:58:08.635-06:00Camino (2)<div align="justify">La chica tomó mi orden y se fue al pequeño cuarto al fondo de la cobacha, observé una vez más el lugar, se veía sucio y descuidado, pero brindaba una extraña sensación de quietud. Escuché ruidos dentro del cuartucho: carne puesta a freir, una maquina para hacer tortillas a mano, el sonido de agua al ser vertida... Empecé a imaginarme los tacos aún antes de que estos estuvieran frente a mí. La música no dejaba de sonar con canciones norteñas que poco llamaban mi atención, salvo por el hecho de distraerme un poco esperando la comida.</div><div align="justify">Miré el reloj una vez más. Habían pasado alguno sminutos desde que ella se había metido al cuartillo. Comencé a desesperarme por alguna extraña razón; me levanté de la silla para asomarme al lugar donde ella había entrado. No había nadie, o por lo menos no veía a nadie. Hablé en voz alta para ver si había respuesta</div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-8691319175129113112006-11-22T13:22:00.000-06:002007-11-30T18:58:08.636-06:00Camino<div align="justify">Seguí el camino por dos horas sin vista alguna del señalamiento. Revisé el croquis que me había dado Seferino para el rancho de su abuelo donde sería la boda, observé el puente frente a mí y lo comparé con el dibujado en el papel que decía se llamaba "Agua Prieta", leí el letrero del puente mencionándome el nombre de "Río San Fermín". Era el quinto puente que pasaba y seguía esperando ansiosamente el "Agua Prieta" para girar poco después a la derecha y tomar un camino de terrazería que me llevaría al rancho, pero nada.</div><div align="justify">A lo lejos vi un local al lado del camino. "Se venden Quesadillas y Tacos" decía un letrero salido pocos pasos del camino; "Refrescos Frios" decía otro. Decidí bajarme a comer algo, si ya iba a llegar tarde mejor que llegara comido, además la ceremonia era entrada la noche, y pese a que llevaba un rato perdido aún era demasiado temprano. Disminuí la velocidad, estacioné el auto pocos metros de la pequeña cobacha y bajé. Miré el lugar: algunas mesas y sillas, un refrigerador con refrescos, un radio que sintonizaba "La Sinfonola" y una muchacha que dormía sobre una mesa. A lo lejo se oía un perro que ladraba y las voces de unos niños jugando.</div><div align="justify">- ¿Hola? - Llamé intentando llamar la atención de la muchacha. - ¿Hola?</div><div align="justify">Se sobresaltó al escuchar mi voz y me miró con los ojos hinchados de sueño y llanto. Se veía mal en verdad.</div><div align="justify">- Perdón... ¿Qué va a llevar? - me preguntó. La observé mientras se incorporaba. Le calculé unos 20 años. Era delgada y cabello quebrado café; me sorprendieron sus ojos cafés claros que a pesar de estar hinchados lucían muy bellos...</div><div align="justify">- ¿De qué tiene tacos? - Pregunté mientras me sentaba en la mesa más próxima</div><div align="justify">- De cecina, longaniza, bisteck... También hay quesadillas de chicharrón, flor de calabaza, hongos pancita, sesos....</div><div align="justify">- Me das dos tacos de cecina y una quesadilla de flor con queso. Y una coca por favor.</div><div align="justify"> </div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-42150898259639079822006-10-12T13:49:00.000-05:002007-11-30T19:00:12.182-06:00Ya lo sé<div align="justify">La música a todo volumen me hacían saber casi por completo que él estaría ahí, alcanzaba a oírlo cantar barriendo las palabras y completando las frases de las mismas canciones que una y otra vez escuchaba. Giré la llave y lo ví sentado frente a la computadora con un vaso lleno de algo que parecía agua pero que por el olor de la casa sabía que era vodka con agua quina.<br />- ¿Qué hay? ¿Estás tomando? - le pregunté mientras me acercaba a saludarlo, al darle el beso en la mejilla deduje que había estado así mucho más de lo que podía pensar<br />- Nnnoo, esh aguua. – me respondió con las palabras saliendo penosamente de sus labios, esos labios que hacía dos días besé por última vez.<br />No sé porque me encantaba tanto Gibrán. Lo quería demasiado a pesar de que él sólo me veía como su compañera de escuela, como una amiga más a la que sólo borracho le hacía caso. Y a pesar de eso lo quería como no podía imaginar.<br />Sabía por qué tomaba, por qué estaba tan ebrio que a duras penas podía mantenerse sentado en la silla, era un milagro que alcanzara a sorber del vaso. Por alguna razón mantenía ese momento de lucidez sólo para acordarse de Julieta y para poner cinco veces seguidas la canción que le dedicara hacía dos semanas.<br />Me senté en el sillón y lo miré con la mirada más tierna que pude hacer. Lo observé desarreglado mientras daba otro sorbo a su bebida, sollozando que la quería, y a cada palabra que daba, mi corazón sentía un golpe, celos por alguien que no le correspondía.<br />- Y no tomes. Te va a hacer daño.<br />- Shi no shtoy borrasho.<br />- Sí, si estás. Vente acuéstate un rato<br />- Ni madrs, no quierro. – balbuceó<br />- Ándale acuéstate un rato. – alcancé a levantarlo. Pesaba más de lo que podía imaginar, y cargarlo hasta su cama no fue trabajo sencillo.<br />Lo acosté lo mejor que pude sobre la cama llena de cobijas destendidas. Le quité los zapatos y lo tapé. Apagué la luz y salí del cuarto dejándolo dormir un poco.<br />Me dirigí a la computadora. Apagué la música que se repetía constantemente desde que había entrado, lastimándome por algo que no sería y que en verdad ansiaba. Sabía todo sobre Julieta, desde cómo había estado con Mauricio en la fiesta de fin de año mientras Gibrán pasaba Navidad en el rancho de sus abuelos; hasta cómo había terminado con Luis en el cine la semana en que terminó con Gibrán. Para ella él sólo era un juego, un capricho porque sabía que me gustaba. Sigo sin entender porque demonios se enteró. Pero no importaba demasiado ahora. No mucho…<br />Me dio por recoger las botellas que había en la mesa; encontré dos vodkas, un ron, quince botellas de agua quina, dos cocas y tres jugos. Me pregunté desde que horas estaba bebiendo para haberse acabado todo eso él solo. Metí todo en una bolsa y lo saque a la terraza donde acostumbraba poner la basura cuando le daba por hacer limpieza. Fui al baño para encontrar todo asquerosamente batido; la vomitada por el piso hizo que las ganas se me fueran casi de inmediato, siguiéndole por unas ganas de vomitar que alcancé a controlar saliendo del baño.<br />Por lo visto ese día no saldríamos a ningún lado. Le hablé a Blanca para decirle que no podría verla como habíamos quedado y le expliqué brevemente lo de Gibrán, si quería podían venir para acá y nos la pasábamos en el departamento de él. Dijo que vería con los demás, pero que era poco probable, si podían llegaban allá. Me aconsejo por última vez que no me preocupara por Gibrán; ignoré eso.<br />Escuché que me llamaba desde su cuarto, la voz barrida y poco entendible hacían grandes esfuerzos por llamarme. Entré una vez más al cuarto, se había destapado y no traía pantalón, sólo sus boxers y la playera lo cubrían. Lo ví otra vez frente a mí, sentado sobre la cama. Murmuró algo antes de dar la arcada y comenzar a vomitar una vez más; alcancé a pasarle el bote de basura para que lo hiciera ahí. Cuando terminó se levantó dando tumbos y se dirigió al baño. Alcancé a escuchar que abría la llave del lavabo y al parecer bebía agua. Volvió a escucharse el sonido de las arcadas y vomitó una vez más.<br />En verdad estaba preocupada por él, no deseaba verlo así más, no merecía sufrir por alguien como Julieta. Pensé que lo mejor era irme, dejarlo sólo para que siguiera con su dolor hasta que se diera cuenta de la situación y despertara; pero tenía miedo de que siguiera tomando, que pudiera hacer algo, le temía a perderlo. Salio del baño con mejor semblante, vomitar siempre ayuda, pero aún el alcohol seguía en su cabeza. Lo conduje de nuevo a la cama, se acostó y se quedó dormido casi al instante; volví a taparlo y observé su cara con los ojos cerrados, me acerqué lentamente y lo besé sin importarme que hubiese vomitado, sólo lo besé una vez más.<br />Sentí unas ganas que no pude contener de acostarme junto a él en su cama, de sentirlo cerca de mí aunque fuera sólo por unos instantes, y así fue. Me recosté con él y me quedé dormida.<br /><br />Al despertar, me encontré sola en la cama, el ruido de la regadera desde el baño me hizo dar cuenta de que se bañaba, me giré sobre mi misma hasta ver el despertador sobre la mesa: eran las diez. Me giré una vez más y cerré los ojos para seguir durmiendo. Escuché ruidos en la cama y me desperté para encontrarme con él frente a mí desnudo, dándome la espalda. Cerré los ojos rápidamente y me hice la dormida, pero duró poco; entreabrí los ojos para seguir viéndolo. Terminó de cambiarse y salió, me quedé dormida otra vez.<br />Escuché mi nombre, y sentí mi cuerpo moverse. Se repitió una vez más m nombre y el movimiento, poco a poco iba despertando. Lo ví frente a mí sonriéndome.<br />- Buenos días. Vamos a desayunar – me dijo cuando me vio abrir por completo los ojos<br />- ¿qué horas son? – le respondí mientras me giraba a ver el reloj – las doce…. Ya me voy – continué amodorrada aún<br />- No, espérate desayunamos y te llevo a tu casa.<br />- No, ya me voy – dije y me incorporé rápidamente quedando frente a su cara. Lo miré, con esa mirada que acostumbraba de “eres el amor de mi vida”. Me acerqué a él lentamente y lo besé.<br />Sentí sus labios abrirse, corresponderme. Lentamente su lengua jugaba por mi boca. Seguimos besándonos, y los besos llevaron a las caricias…Poco a poco comencé a quitarle la ropa que poco rato antes había visto ponerse; lo besé, lo amé.<br /><br />Desperté en la cama, sentía que ya había vivido algo así antes; sólo que esta vez no tenía mi ropa y él estaba a mi lado durmiendo. Me acerqué a besarlo y lo abracé; susurré un “te amo” en su oído. Respondió entre sueños “yo también…”. Me levanté y fui al baño más por necesidad que por convicción. Regresé al cuarto a cambiarme para irme, terminé y le dije una vez más en el oído que me iba, que lo amaba. Respondió “No te vayas… Julieta” mientras salía del cuarto. Sentí como una puñalada en la espalda me traspasara en ese momento, mis ojos se humedecieron y comencé a llorar. Le grité: “¡idiota ella te engañó y te sigue engañando, no lo entiendes! Sólo anduvo contigo porque yo te quiero, porque me odia. ¡Tú no significas nada para ella!”. Sólo me contestó: “ya lo sé, Sara, ya lo sé”.</div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-1154637850439869212006-08-03T11:22:00.000-05:002007-11-30T18:58:08.637-06:00Ventana<div align="justify">La lluvia no dejaba de azotar la ciudad desde hacía tres días; no había parado de llover ni un sólo minuto. Ella obervaba por la ventana el gris cielo que se veía en el horizonte; la mañana no dejaba de presentarse hermosa pese a la inacabable lluvia, sería porque a ella siempre le habían parecido hermosos esos días que para mucha gente pueden parecer deprimentes. Aún era temprano, solía llegar temprano a la oficina cada mañana, pero aún así había ya alguien antes que ella; pero esa mañana era la única en la sección, o por lo menos eso es lo que le parecía ya que su cubículo no daba demasiada perspectiva al resto del piso, pero si tenía una hermosa vista a la ventana.</div><div align="justify">En cuanto llegó prendió el pequeño radio que tenía junto a la computadora que segundos después encendió, se quitó el saco y se sentó en la silla a esperar que cargara el sistema para poder revisar el correo ahora que tenía un poco de tiempo. El radio tocaba una nostálgica canción que estaba de moda en esos momentos y que iba de acuerdo con el clima, la medio escuchó mientras tecleaba su contraseña e ingresaba a su cuenta de correos. Observó varios correos basura como siempre hay cuando se abre un correo, algunas cadenas pero hubo un correo que le llamó la atención de inmediato. Lo abrió y comenzó a leerlo tranquilamente.</div><div align="justify">Era una carta de una antigua compañera de la escuela en donde le relataba parte de su vida actual y algunas de las cosas que hacía. Terminó de leerlo y le contesto platicándole algo sobre ella, dónde trabajaba, que es lo que hacía, y le planteó la posibilidad de verse algún día, le dejó su teléfono y lo mandó.</div><div align="justify">Se levantó y fue por un café, observó que todo seguía igual de callado y no había actividad por ningún lado, fue a la máquina y pidió un expresso. Miró el lugar, se veía más grande totalmente vació que con todas las personas hablando, los ruidos de las impresoras y los teléfonos sonándo, le agradaba como sucedía todo en el transcurso del día, pero le gustaba más el silencio de la oficina vacía. Recogió el vaso de unicel y le dio un sorbo; estaba caliente, pero soportable, le dio un trago más y regresó a su lugar. Siguió esperando a que alguien llegara, mientras revisó algunos reportes que tenía pendientes.</div><div align="justify">Por un momento le pareció que había alguien observándola, sintió la presencia de alguien tras ella; volteó esperando encontrar a alguien parado en el umbral del cubículo, pero no hubo nada. Siguó concentrada en la pantalla con los reportes. Paso cerca de una hora cuando hubo terminado de revisar los documentos; miró el icono del reloj en la pantalla de la computadora; las once. Todo continuaba en silencio y le pareció demasiado extraño; se levantó una vez más y se dirigió a la puerta, camino a ella se dio cuenta que muchos de los lugares de sus compañeros estaban vacios, no sólo en presencia como ya sabemos, sino de cualquier objeto: no había computadoras, ni oficios, ni carpetas, nada; estaban vacios. Se comenzó a preocupar más de lo que ya estaba.</div><div align="justify">Llegó al elevador, pidio uno; éste llegó al momento y se abrió ante ella. Entró en él, marcó el botón de planta baja y el elevador comenzó a moverse. Las puertas se abrieron cuando hubo llegado a su destino, salió del elevador y se encontró en la recepción del edificio, ahí estaba el vigilante que la recibía todos los días. Se acercó a él y se dio cuenta de que éste dormía sobre la silla, intentó despertarle pero este no se movío nada. Delante de ella estaba el libro de registros, lo miró y se dio cuenta que sólo estaba su nombre. Comenzó a sentir miedo. Se dirigió a la puerta e intentó abrirla sin éxito alguno, se acercó una vez más al vigilante intentando despertarle sin ningún resultado positivo. Tomó el teléfono pero éste no daba linea, la desesperación cada vez aumentaba más; buscó su celular para intentar llamar a alguien y no lo encontró. Recordó que lo había dejado en su lugar.</div><div align="justify">Se dirigió al elevador que se abrió ante ella como si la esperase, en cuanto entró este comenzó a subir hasta el piso donde ella trabajaba. Salió del elevador en cuanto se abrió y comenzó a correr en dirección a su cubículo; se detuvo ante la oficina del jefe, la puerta estaba cerrada así que la abrió y la observó igual que todas: vacía a excepción de un teléfono que estaba en el escritorio. Intentó marcar a algún lugar, pero al igual que el otro teléfono estaba muerto. Corrió hacia su lugar y en cuanto llegó tomó su celular y marcó a un amigo. No respondió nadie. Intentó con otro número pero igualmente no había nadie que respondiese. Sencillamente las llamadas no salían.</div><div align="justify">Comenzó a llorar al tiempo que se sentaba en la silla. De nueva cuenta sintió que la miraban. En ese instante sonó el teléfono que tenía en la mano, contestó sollozando.</div><div align="justify">- Bueno.</div><div align="justify">- Hola Teresa. Soy Julia, ¿Te acuerdas de mí?, Recibí tu correo y pensé que porque no te llamaba ahora, ya que estamos tan cerca tal vez podríamos vernos. ¿Qué te parece?</div><div align="justify">- ¿Estás cerca de mí, dónde estás?</div><div align="justify">- Aquí, mira la ventana.</div><div align="justify">Teresa alzó la vista y vio un cielo azul con un sol en su esplendor.</div><div align="justify">- Por que no vienes para acá.</div><div align="justify">Teresa soltó el telefóno mientras veía el cielo embelesádamente; se alcanzó a escuchar el murmullo apagado de la voz al caer el teléfono. Siguió mirando el cielo mientras sus manos se acercaban al pestillo de la ventana y lo abrían, y siguió mirándolo mientras caía por la misma.</div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-1141757472439477262006-03-07T10:30:00.000-06:002007-11-30T18:59:25.454-06:00Desaparición (2)<div align="justify">Llegamos al edificio como a las diez de la mañana. José acababa de salir del auto cuando vi lo que sucedía cerca del lugar; dos ambulancias y una patrulla fuera de la entrada, gente alrededor queriendo saber que es lo que sucedía, qué había pasado en el departamento 7. Entramos después de enseñar las placas como era costumbre. Saludé a dos peritos que a menudo nos econtrábamos en estos casos y le pregunté a Fierro que es lo que había pasado.</div><div align="justify">Fierro llegó antes al lugar. Vivía cerca del lugar y el comandate fue el primero en asignarle el caso; Comenzó diciéndome los pocos detalles que sabía: dos chicas que estaban solas en el departamento. Se econtraban platicando y viendo la televisión hasta tarde. La mayor se durmió mientras la pequeña salió de su habitación. Después, la hermana mayor se levanto con un ruido, encontró el espejo roto y la puerta abierta. Le gritó a su hermana, pero no hubo contestación.</div><div align="justify">Después de eso, sólo quedó ella histérica gritando. Un vecino llamo a la policía y estos nos remitieron el caso después de unas cuantas horas infructuosas de búsqueda. Me preguntó para qué serán las ambulancias. Por lo que Fierro acaba de decir, la chica está en el hospital con una crisis de nervios; sus padres están en un viaje al extranjero desde ayer y regresan en tres días. </div><div align="justify">Subimos al departamento, un departamento chico como son en la Nueva Anzures, pero de los que son lujosos en varios sentidos; la zona es cara de por sí por estar cerca de Polanco; los edificios son demasiados prestigiosos y la zona es de los nuevos ricos de la ciudad. Aparentemente no hay nada raro más que el espejo roto en la habitación de las chicas, su cuarto no parece nada fuera de lo común, o lo que creo que es común; en mi departamento no pondría nada de esto que hay aquí: un poster de Jaime Camil, uno de Garbage, discos aquí y allá, revistas tiradas en el piso, una televisión, una mochila.... digo, nada fuera de lo normal.</div><div align="justify">José comenzó a revisar más profundamente otros aspectos del departamento, fue al cuarto de los padres y se perdió un momento allí. Ví una fotografía de las dos chicas abrazadas, no era muy nueva ni demasiado vieja, tal vez unos dos o tres años antes, pero no denotaba demasiados cambios. Fui hacia la cama de la derecha, estaba destendida, como si alguien hubiera tirado las cobijas a un lado, pero no deshecha completamente como la otra, ésta apenas mostraba haber sido ocupada unos instantes. Los restos del espejo en el suelo, pocos metros de la cama. Me agaché a observarlos, había algo que no me tenía completamente satisfecho con todo esto, no veía el más mínimo motivo en secuestro como era el que pensaba.</div><div align="justify">- Manuel. Ven, ve lo que encontré.</div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-1141411695186512872006-03-03T12:03:00.000-06:002007-11-30T18:59:25.455-06:00Desaparición<div align="justify">Estaban solas en el cuarto sin nada más que hacer que ver la televisión como todas las noches acostumbraban. Ella, la mayor, estaba acostada en la cama con su pijama azul que tanto le gustaba a la pequeña. La pequeña estaba en el piso, sentada frente al aparato riéndose del programa cómico que estaba a esas horas. Ella usaba un short y una camisa sin mangas, hacía calor y no quería destaparse en la noche; por alguna razón le agradaba ver a su hermana con esa pijama que no era lo más apropiado para una noche de verando calurosa, como lo eran estos días.</div><div align="justify">Ella, la mayor tenía 20, la pequeña 17. </div><div align="justify">Serían las doce cuando la mayor dijo a su hermana que tenía sueño. La otra no quería que se durmiera, quería platicar, decía que no tenía sueño. Además era sábado el día siguiente. Ambas estaban molestas porque no las habían dejado salir; sus padres no estaban y consideraban demasiado peligroso dejarlas fuera sin ellos presentes. La pequeña, le comenzó a platicar sobre Mauricio, el chavo que le gustaba; la otra sólo asentía y decía pocas cosas. El sueño ya estaba apoderándose totalmente de ella. La pequeña, apagó las luces y se acostó en la cama de al lado, su hermana se acomodó en la suya y se tendió a dormir. La pequeña no quería dormir. Seguía demasiada molesta, aunque quería disimilarlo un poco con la mayor.</div><div align="justify">Definitivamente no podría dormir ahora. Optó por ir por algo de comer. Salió de la cama y de la habitación. Cruzó el pequeño pasillo y llegó al comedor y luego a la cocina. Abrió el refrigerador y la luz que salía de este iluminó la habitáción a oscuras. Tomó jamón y se lo comió, abrió un envase de leche y bebió de él. Regresó a la habitación.</div><div align="justify">Miró su imagen en el espejo gracias a las luces que se filtraban de la ventana. Se vió a si misma con su cara rodeada por sombras y oscuridad. </div><div align="justify">El ruido que siguió a continuación fue lo último que escuchó ella. La mayor despertó sobresaltada. Vio la cama de su hermana vacía; la puerta aún abierta y el espejo roto. Gritó el nombre de la pequeña: "Denisse". No hubo respuesta. Salió del cuarto y encendió la luz que no respondió. Intentó con otro apagador e iguales resultados. Gritó nuevamente su nombre. Sólo siguió gritando su nombre, hasta que se cansó.</div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-1140801459788755902006-02-24T10:10:00.000-06:002007-11-30T18:57:09.760-06:00Rubita<div align="justify"> por qué empecé a decirles rubitas creo que fue cuando leí algo de mmm que chica tan linda subirá conmigo qué tenía que hacer hoy qué hará Alicia ahora a lo mejor sigue estudiando tendré su teléfono aún la última vez que la vi fue aquella vez con Jimena uy ya tiene un ratote entonces pinche elvador por qué tarda tanto en llegar ya me acordé tenía que ver lo de los reportes que se mandaron ayer en la noche y que me dio güeba revisar me habrá llamado alguien espero que no pues si esta muy bien la chica a que piso irá se parece a Alicia un poco sólo que ella era más rubita rubita que cagado se oye eso vaya hasta que llegó estaba pensado porqué comencé a pensar en Alicia habrán enviado algo más anoche creo que no lo que llegó era lo que se necesita mandar hoy si no me hubiera dado tanta güeba además tenía que ver a Laura siento que se me olvida algo qué puede ser "¿A qué piso?" va al seis que hay en el seis creo que es las oficinas esas de no sé que madres de publicidad trabajará ahí o sólo estará de paso puede ser que sólo traiga algo definitivamente si se parece a Alicia por qué me gustan las güeras tanto Laura no es güerita y aún así me gusta demasiado a lo mejor es sólo una fijación mía puta madre el correo que tenía que enviar qué putas horas son las diez es bien pinche tarde bueno ya en cuanto llegue lo mando pero es ya me acordé porque empecé a pensar en Alicia fue porque hoy es su cumpleaños me extraña que me acordara nunca me acuerdo de ella será por qué vi a Laura ayer creo que siento por Laura lo mismo que sentí por Alicia por eso me acordé de su cumpleaños no no fue por eso siempre estoy pensando en ella podríamos seguir aún por qué estoy pensando en eso quiero a Laura y ya de eso estoy seguro piso seis aquí baja me cae que si es igual a Alicia pero ella era más rubita</div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-1139425802382128592006-02-08T12:14:00.000-06:002007-11-30T18:57:09.761-06:00Pensamientos<div align="justify">Lucrecia salió a la calle para irse a la escuela. Caminó por la calle hasta llegar a Tlalpan y de ahí continuó su camino hacia el metro Xola que quedaba a menos de una cuadra de la calle que tomó primeramente. Tenía poco tiempo de haber comenzado las clases y para ella era fundamental llegar temprano por lo menos las dos primeras semanas; así podían formarse un adecuado concepto de ella, tal como lo había hecho años anteriores. </div><div align="justify">Entró al metro y compró algunos boletos para no tener que formarse en unos cuantos días más, siguió de frente hasta el torniquete y depositó un nuevo boleto para poder entrar a los andenes donde el naranja convoy pasaba cosntante y abundantemente repleto de gente que se dirigia a sus respectivos lugares de trabajo o destino sencillamente. Siguió el letrero que decía Cuatro Caminos y esperó a que llegara el metro.</div><div align="justify">Repasó mentalmente el horario que tenía el día de hoy mientas se acomodaba el pelo que se movía al compás del viento del convoy que llegaba del lado contrario. Intentó recordar a sus nuevos compañeros pero definitivamente ninguno aún le era demasiado familiar en nombre, sino más bien en persona; se acordaba de la chica de rosa que se sentaba detrás de ella y del tipo de negro que se sentaba al otro extremo del salón, esto porque en verdad era un tipo guapo y no era dificil no recordarle... salvo su nombre. Llegó el metro, uno de esos nuevos que recién se echaron en funcionamiento, hasta el color se veía extraño en comparación del clásico naranja de todos los demás, no iba demasiado lleno así que entró a la primera oportunidad; avanzó hasta la puerta contraria a la que se abrió y se colocó al lado de los asientos, recargándose ligeramente en el tubo que corre transversal. Sus pensamientos no diferían demasiado de lo que hasta en esos momentos había pensado desde que salió de casa. </div><div align="justify">Corrieron dos estaciones rápidamente, bajo mucha gente y con ello entró más de la que salió. Lucrecia tuvo que caminar hacia atrás empujada por la gente, hacia la puerta que antes estaba abierta y ahora permanecía cerrada hasta el final de su recorrido mientras la otra era la que se abriría ahora. Pensó en esos momentos en que sería bueno tener un coche para ir a la escuela como la chica de rosa que se sienta detrás de ella; eso lo sabía porque después de todo la vió saliendo de la escuela hacia un Chevy rojo. Sí, era imprescindible tener coche, le diría a su papá que ya era justo que tuviese uno.</div><div align="justify">Bajó más gente en las estaciones que siguieron y poco a poco fue recuperando el lugar que antes tuvo junto a la puerta. Se puso a tararerar mentalmente la canción que estaba muy de moda y que todos cantaban: "...es la guitarra de Lolo..." y se dio cuenta que la estación que seguía bajaba. Se subió la mochila que se resbalaba por su hombro y salió por la puerta. Subió las escalera y libró los torniquetes de salida. Miró la avenida Cuitlahuac y caminó hacia la glorieta de Camarones. Pensó en tomar un micro para llegar más rápido, metió la mano en la bolsa del pantalón para sacar el dinero. Cruzó la avenida mientras pensaba por última vez "En verdad nececito un coche", al tiempo que un auto sin luces la golpeaba de frente.</div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11557453.post-1139013948190199392006-02-03T12:16:00.000-06:002007-11-30T18:57:09.761-06:00Hola<div align="justify">Mi primera palabra para acercarme a ella fue "hola"; no es muy original, de hecho lo más común que cualquiera se salude de esta forma, o sencillamente tratar de ser cordial con cualquier persona que se acerque a tí; pero esa fue la primera palabra que le dirigí.</div><div align="justify">Llevaba algún tiempo mirándola pasar frente a mi cubículo, pasaba demasiado seguido al fondo del pasillo donde su jefe tenía su oficina; alguna que otra vez me cachaba mirándola de reojo mientras hacía como que observaba la computadora frente a mí. Otras veces era yo quien pasaba por su lugar, so pretexto de ir a la copiadora o a la impresora del piso, no perdía oportunidad de mirarla ya que quedaba de frente a ella.</div><div align="justify">Fue Jiménez quien me dijo que era nueva, una no muy brillante obervación que digamos, pero por él fue que me enteré que trabajaba en contabilidad, en el piso siete, pero que por motivos de espacio y del reciente ascenso de su jefe a nuestro piso tenía que estar justo en el mismo que nosotros. También me enteré que era divorciada, esto gracias a Sofía que se sentaba en el cubículo de al lado de ella, también me dijo que se llamaba Ileana, tenía veinticuatro años y no tenía hijos.</div><div align="justify">Fue por esos días, para ser exacto uno de esos en que pasaba frente a mí que le dije el no tan original "hola" con que empecé a relatar esto. Sencillamente me contestó con otro no muy original "hola". Fue de ahí en adelante que cada vez que ella pasaba frente a mí o yo frente a ella nos sonreíamos y nos decíamos la tan "clisheada" palabra. Así continuó un rato este no tan elocuente diálogo casual, hasta que un día me decidí a hablar de frente más de una palabra. Iba por un impreso para el jefe cuando se acercó a la impresora con la misma intención que yo. El tradicional saludo y después esperar en ese típico silencio de las personas que no se conocen o tienen muy poco en común. Recogí mi impresión y entonces le comencé a preguntar si era nueva y que es lo que hacía, ella ignorando que todo eso ya lo sabía. Me preuntó que hacía y le contesté que en realidad no mucho, intentándome hacer el gracioso sin llegar a lo estúpido; así seguimos platicando hasta que nos preguntamos los nombres: el mío Héctor, el de ella ya lo sabía.</div><div align="justify">Así comenzamos a hablar cada vez más y un día la invité a comer a lo que aceptó. Hablamos de ella y su exesposo y sus no hijos tenidos. Sus hobbies y mil y un cosas más, yo sólo escuchaba lo que ella decía sin chistar ni decir nada más que lo necesario en cada apunte. De alguna forma me sentía identificado con ella en algunas cosas; no podía decir a ciencia cierta que era, pero era como si algo fuera igual en ambos. </div><div align="justify">La llevé a su casa, cerca de las diez y nos despedimos. Al día siguiente y los posteriores salíamos a comer, o al cine. En resumidas cuentas nos llevábamos muy bien; tanto que me di cuenta que en verdad eramos muy parecidos; por ejemplo a ella le gustaba bailar y a mí también, le gustaba hacer de comer y a mí comer; en fin, que más decir sobre lo obvio nos hicimos pareja. </div><div align="justify">Salimos unos cuantos meses hasta que descubrí que Jiménez le decía "hola"; por experiencia sabía que un "hola" no trae muchas buenas intenciones</div>Jose Luis Montero. Yokohttp://www.blogger.com/profile/06847877259093028107noreply@blogger.com0