12/28/2005

Idea

Tenía una idea. No demasiado buena, pero al fin y al cabo era una idea; tal vez podía serle de gran ayuda... pero tendría que esperar el momento adecuado para ponerla en marcha. Se recostó un minuto más en la cama mientras aclaraba perfectamente su cabeza y esa idea que acababa de llegarle. Cerró lo ojos un instante y quedó profundamente dormida.
Despertó una hora después con el más extraño sentimiento de culpa. Él se había ido poco después de que ella durmiese una vez más; era sábado, ¿por qué había salido tan temprano? No había ninguna razón aparente para ello, pero el hecho es que ahora estaba sola en la cama, con ese sentimiento dificil de describir llamado culpabilidad.
Pensó por un momento que tal vez estuviera enojado. La noche anterior no fue lo que podía decirse la más romántica después de caer como muerta en la cama y dormir hasta hacía pocos minutos. También era casi seguro que no pudiera estar molesto, no después de pedirle matrimonio la noche anterior antes de que el vino tuviera las somnolientas consecuencias que la llevaron a dormir como un lirón... recapacitó esto último y confirmó que todo era por no haber celebrado como debieron. Sí, seguro que era eso.
Se incorporó un poco y se tapó con un acto reflejo los pechos con la sábana. Aún sentía un poco de pudor al verse desnuda. Decidió tomar un baño; el dolor de cabeza y el sabor pútrido del vino un día después empezaban a entrar diréctamente en sus sentidos. Resolvió entrar en la ducha aún cuando el agua estaba fría para clarificar completamente su mente; sintió el agua recorrer su cuerpo, sus senos y por ende sus pezones se endurecieron al instante con la fría agua que acía; sintió un estremecimiento nacer desde la base de su espalda y recorrerla completamente hasta la nuca.
El baño terminó rápidamente y sentía que estaba un poco mejor. Se secó rápidamente y se puso unos pantalones y una playera que estaban a la mano, se miró en el espejo y viose cansada y con ojeras; sencillamente la velada anterior no fue lo mejor que haya tenido en su vida. Caminó hacia el buró y buscó la caja negra dónde había estado el anillo de compromiso y que ahora ocupaba su dedo. La encontró y la admiró un poco, quitándose el anillo y colocándolo nuevamente como había estado anteriormente a que se lo pusiera. No podía negarlo estaba feliz, le amaba demasiado y él también. Lo único que rondaba su mente en esos momentos fue el por qué se había ido y no estaba con ella. Volvió a su mente la solución a esta pregunta que ya se había hecho. Colocose el anillo una vez más en su dedo anular izquierdo y se sentó sobre la cama; aún tenía sueño y más que nada ese sentimiento de culpabilidad que no la dejaba, supuso nuevamente que era la resaca.
Se abrió la puerta, escuchó pasos y caminó hacia la entrada del departamento esperandolo ver entrar. En efecto lo vió entrar, acompañado de otra persona, se notaba inquieto, preocupado y nervioso. Le habló pero este no la ecuchó ni la vió; él caminó hacia la recamara pasando a su lado sin inmutarse, se acercó a la cama y la vió tendida en ella. El otro tipo se acercó también y la vio tendida, le tomo la mano como para ver su pulso y negó con la cabeza. Él sólo comenzó a sollozar y la abrazó.
Ella vio todo: se vió a si misma acostada en la cama con él a su lado llorando, el sentimiento de pesadez aumentaba cada minuto. Era ella en la cama, no podía ser nadie mas que ella. Las lágrimas escurrían de sus ojos. De pronto una idea le vino a la mente.
Tenia una idea, si dormía un poco tal vez podría...
Tenía una idea. No demasiado buena, pero al fin y al cabo era una idea; tal vez podía serle de gran ayuda...