4/25/2005

Una más y nos vamos (3)

El Charal y Cristina se conocían desde hace años, cuando eran chavitos ya que Cristina era ahijada de la mamá de Javier. Habían crecido juntos desde que él tenía memoria e incluso llegaron a andar en la secundaria, pero de eso ya tenía años.
Resulta que Cristina entró a la preparatoria mientras que el Charal se dedicó a ayudarle a su papá con el taller mecánico que tenían. Ahí fue donde Víctor entró en la escena. Víctor vivía en la colonia de ellos, pero siempre había sido un hijo de mamá que no lo dejaba salir a ningún lado sin ella. Esto duró hasta que él entró a la secundaria y conoció al Charal, que como dijimos por esos tiempos andaba con Cristina. Ahí, fue dejando de lado a su madre para empezar a revelarse de ella poco a poco como debería de ser. Javier le tiró onda casi de inmediato porque pese a ser un hijo de mamá, era bastante alivianado en otras cosas, además de que muchas de las chavas derrapaban por él, cosa que el Charal aprovechaba.
Así fue como empezaron una buena amistad; el papá de Javier, acostumbraba tener un equipo de fútbol en el que algunos amigos de él jugaban. Un día el padre de Javier, le sugirió a su hijo que organizara un equipo y que él los entrenaba; ahí comenzó el amor de Víctor por el fútbol.
Terminó la secundaría y como también decíamos, Cristina entro a la preparatoria, Víctor también entró en otra y el Charal a dedicarse alo coches. Aún a pesar de la escuela, Víctor no dejaba de asisitir cada ocho días al encuentro de su equipo con el rival.
Pasaron un par de años. Cristina dejó la prepa y comenzó a trabajar en un bazar vendiendo ropa; Víctor terminó la preparatoria con muchas trabas, pero entró a la UNAM a estudiar algo que no veía demasiado futuro en ese tiempo. Así pasó un tiempo más en lo que Víctor terminaba la carrera entre peda y peda, el fútbol y el festejo del partido.
Un día, dando una vuelta por un centro comercial, vio en un local a una chica que se le hizo demasiado conocida; se acercó a ella y la reconoció como Cristina. De ahí comenzaron a salir un poco hasta que terminaron andando formalmente. Cabe decir que la familia de Víctor siempre había tenido dinero (no por nada su padrino le dejo dinero para comprar una casa) así que a pesar de todo, él traía un coche y siempre podía invitar a Cristina a algún lado; después de acabar la carrera, Víctor encontró trabajo en una empresa y ganaba bien, podríamos decirlo, lo bastate para maneter a una esposa y a él, así que con esto decidido, le pidió matrimonio a Cristina. Se casaron y por única vez después de ocho años de ir puntualmente a los partidos, se ausentó en lo que duró su luna de miel.
Víctor le contó al Charal que andaba con Cristina, pero siempre que hablaba de ello con él, notaba que Javier se ponía de mal humor y cambiaba el tema; ellos no habían acabado bien. Así que no le dijo que se casó con ella y ahora ella le preguntaba si no se lo había dicho.

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