10/09/2007

Tren (1)

Este cuento lo escribí a partir de uno que leí de Erensto (mi cuñado) y que me agradó por la situación en que se narró. Intentaré darle una vuelta. Espero que les guste :p

Caminé por la calle con rumbo a la estación. El boleto color café mencionaba las 8 como hora de salida. Tenía algunos minutos antes de abordarle y salir de Valparaiso. Tenía algunos días en la región, vacacionaba a pesar de la protesta de mis padres sobre el estado político del país. Sabían que iría con Linda, una amiga de toda la vida y que sus padres tenían una casa de campo en la provincia, cerca de la bahía por lo que después de unas cuantas llamadas de sus padres a mis padres logré que me dieran el permiso.
Viajé sola desde Santiago, el recorrido era cansado. Casi tres horas desde la estación Alameda donde dejé a mis padres que tengo que decir que estaban preocupados por mí ya que sería mi primer viaje sola. Miré mi lugar el 17 del quinto andén, al lado de la ventana por lo que pude ir viendo el recorrido poco a poco conforme avanzaba. Miraba el cielo y me preguntaba si llovería y si no era estúpido el haber traido paraguas al viaje. Sentía que mi corazón latía más rápido de lo normal, estaba feliz y emocionada por el viaje.
Al poco rato me cansé de la ventana y opté por mirar el vagón, había pocas personas en él, ya que muchos de los que viajaban preferían hacerlo en auto o en taxi. Mis padres tenían poco dinero; los últimos meses habían sido duros desde el principio del mandato de Allende; mi padre trabajaba en un banco pero de un tiempo para acá las cosas se habían puesto duras... Optaron por el tren que era de lo más barato y sólo serían poco más de tres horas en el peor de los casos; acompañé a mi madre a comprar los boletos tanto el de ida como el de regreso ya que el costo disminuía si lo hacías de esa forma.
Cuado me dí cuenta estaba en Viña del Mar, cosa que indicaba que estaba cerca de mi parada. Soñé con la vista al mar como no lo hacía desde niña días antes de las vacaciones de invierno en que fuimos a vacacionar a la playa... tenía años enteros que no veía el mar, y en verdad estaba emocionada de verlo. Agradecía a mi amiga el haberme invitado aún sin haber llegado.

8/22/2007

Caida

Las calles aledañas al edificio estaban vacías desde hacía algunos días; sólo los coches abandonados le daban un poco de vida a la vista que tenía desde el cuarto en el edificio. Tenía tres días en que Iván esperaba a su madre que había dicho iría al mercado por los alimentos del día. Miraba la ventana fijamente, los cristales rotos causados por la onda explosiva de la caida del meteoro. No sabía que era un meteoro, pero eso había escuchado en los últimos días desde que su madre salió a la calle. Recuerda ese día, estaba sentado en el sillón frente a la televisión: mirando qué, no lo recuerda, pero era algo que le llamaba la atención, por ello no salió con mamá al mandado. Se quedó solo y pocos minutos después se fue la luz y un fuerte estruendo se oyó por todos lados, gritos de pánico llegaron hasta sus oidos y en ese momento los vidrios de la ventana frente a él se quebraron... tuvo miedo, quería a su madre con él, se arrepintió de no haber ido con ella...
Tenía miedo, lloró. A sus seis años era poco dificil que su madre se separara tanto tiempo de él, aún no entraba a la escuela siquiera. Qué podía hacer salvo esperarla o a papá que estaba de viaje y a veces ni siquiera tenía idea de cuando regresaría. Estaba solo.
Escuchaba voces de vez en cuando, gritos, ladridos, maullidos, rara vez alguna voz que hablara. Fue una de esas voces de las que escuchó lo del meteoro. Tenía hambre, no había comido, dormía casi todo el tiempo y cuando no lloraba nuevamente recordando a mamá. Por eso veía la ventana con los vidrios rotos veía el cielo gris lleno de nubes y algunos edificios frente a él. Vio las calles abandonadas y los autos cuando tuvo el valor sucifiente de acercarse a la ventana y subirse a un banco a mirar fuera buscando a su madre.
Tenía sueño, mucho. miró la ventana una última vez antes de dormir cuando se comenzaba a oscurecer aún más. Pensó en su madre y cayó presa del sueño. Lo último que escuchó fue la voz llamándole, antes de que el el edificio se derrumbara.

4/17/2007

Huesos saqueados

El Panteón Jardín siempre ha sido uno de los más visitados de México según algunos, ésto porque en él se encuentran los restos del ídolo de México: Pedro Infante. A mí la verdad que no me importaba demasiado, sabía esto porque lo ví en el noticiero; la celebración de los 50 años de su muerte; un ídolo al que mi madre seguía admirando aunque no le tocó tampoco verlo actuar, de esos ídolos que pasan de generación en generación y de los que se entera uno por las repeticiones de sus películas los domingos después del fútbol.
Lo que me llamaba la atención era la forma en como se había producido el robo, que aunque los familiares aseguraban que no existía tal suceso. Yo sabía que habían robado la tumba, me lo dijo una vez el Chupas cuando andaba de pedo conmigo, pero eso fue hace mucho, tanto que lo mandé a la reverenda chingada por choro.
El Chupas sabía porque uno de sus cuates del trabajo le había dicho que uno de sus primos que trabajaba en el panteón había escuchado una vez hablar al vigilante sobre la tumba con unos gringos que preguntaban y preguntaban sobre la tumba; según me dijo el Chupas y le dijeron a él, era una pareja, un gringo y una gringa. Llegaban en micro al panteón y se pasaban las horas frente a la tumba: sacándole fotos, platicando con los visiantes y de vez en cuando con el cuidador daba la ronda con él; otras con la familia, pero cada ocho días se les veía por allá. Esa vez como andaba tan pedo, no le creí que le habían dicho que el cuidador oyó que le contaban que en EU el difunto era bien admirado y que hasta ganas de llevárselo les daban; de hecho el Chupas tampoco lo creyó.
Eso había sdo unas semanas antes de que se corriera el rumor del saqueo. Corrieron los escándalos del saqueó a pocos días de su aniversario luctuso, esos de que estaba en remodelación la tumba, que la familia decía pa' mantener el secreto de que los huesos del ídolo andaban por la frontera junto con el cuidador de la noche y la pareja de gringos. El trabajo se había hecho en la madrugada volaron la tumba y sacaron los huesos, salieron en un camión (eso me dijo el Chupas que le contaron porque el cuidador de la mañana avisó que faltaba un camión de servicios del panteón, pero no prosiguió porque se encontró dos cuadras más adelante y no se quería levantar escándalos). El rumor del robo lo dijo el cuidador la primera vez que lo entrevistaron para decir cuantos iban a ver la tumba por esas fechas, sin querer se le salió lo del robo a pesar de que se lo habían prohibido.
Ahora si le creo al Chupas, no es que no le crea cuando anda pedo, sino que simplemente acabo de dar mi oferta por el femur de Pedro en una página de internet, sería un buen regalo de día de madres.

4/02/2007

Hotel

No joven, fíjese que en estos negocios se ven muchas cosas. Si he visto cada cosa que si le cuento no me creería. Qué cómo qué… pues verá, primeramente deberá usté saber que ya tengo mis años en esto de los hoteles; empecé como mucama, ya sabe de esas que limpian los cuartos por las mañanas… aunque lo que yo quería era estar en la cocina, eso porque mi madrina que me cuidó desde chica y con la que viví hasta que me salí de mi casa trabajaba en uno de esos hoteles lujosos en la cocina, y sacaba buena parte, además que le dejaban llevarse los sobrantes de los platos del día. Yo quería trabajar en la cocina por eso, imagínese namás todo lo que podría comer; es que como siempre he sido muy tragona, pero bueno. Le decía que empecé como mucama en un hotelillo cercano de la casa donde vivía con mi madrina, le había pedido a mi madrinita que me metiera a trabajar dónde ella, pero sus jefes del hotel no la dejaron que me metiera, que porque iba contra las reglas de tener familiares en el negocio; así que fui a pedir trabajo al hotel ese que le digo, tendría como 15 años más o menos, tal vez más. Me acuerdo que acababa de salir de la secundaria y ya no quería estudiar; yo lo que quería era ganar dinero y comprarme mis cosas, así que fui al hotel a pedir trabajo como le decía. No tenían otro más que de limpiar las habitaciones y pus acepté.
Qué las cosas raras… ah eso voy joven no sea desesperado, namás le cuento para que se de idea de lo que he visto. Ah pues en ese hotel trabajaba de 9 de la mañana a las 5 de la tarde. Éramos cinco las mucamas y eran seis pisos en total contando la planta baja donde estaba la recepción, nos rolábamos cada semana el piso que nos tocaba limpiar. Una vez mientras limpiaba un cuarto me encontré un par de calzones de mujer de esos chiquitos que se llaman tangas, ya sabe cuales le digo, los que se pusieron muy de moda últimamente y que casi cualquier muchacha trae; le digo que casi cualquier muchacha trae porque ahora me los encuentro seguido por los cuartos, ya ni me extrañan; hasta he de confesarle que algunas veces yo me los pongo. Pero bueno, le digo que me encontré uno de esos calzones y me dio reteharta pena namás verlos, en esos tiempos me daba pena hasta pensar en los hombres, verá mi madrina era media mustia y no hablaba de hombres en la casa. Digo mustia porque en la casa nunca hablaba de nada ni hacía nada más que ver novelas y rezarle a los santos y la virgen, ya sabe como son las mujeres de ese tiempo; pero en cuanto salí de la casa de mi madrina para irme me enteré que la mustia de mi madrina se tiraba al gerente de su hotel, un señor ya grande, pero que todos decían que le gustaba dar vuelo a la hilacha, también me enteré de que con un par de botones anduvo mi madrinita.
Qué dice que eso de la tanga no es raro… bueno, ahora que lo dice creo que no. Otra vez mientras limpiaba la recepción, me tocó ver entrar a cuatro hombres y pedir una habitación para todos, mientras uno se registraba los otros dos se empezaron a besar mientras el otro abrazaba por atrás al que pagaba. Después me enteré que uno de ellos era hijo del gobernador y los otros sus amigos, por eso no les echaron bronca al entrar al hotel, además que dejaron una buena propina al recepcionista. Y es que cómo dice, eso ya es normal ahora, pero hace unos años hasta a golpes se agarraban por cosas como esa. Creo que la mejor de todas las que me pasaron en ese hotel fue esta: una vez por la mañana mientras limpiaba los cuartos, entré a uno y me encontré con un señor completamente desnudo con los ojos vendados y amarrado a la cama tenía su cosa bien grandota y parada, en eso estaba a punto de salir bien apenada cuando sale una mujer desnuda del baño y namás traía puestas las botas hasta las rodillas; cuando me vio ni se inmutó y me sonrió y siguió acercandose al amarrado, yo me salí del cuarto y ya no supe más
Estuve como tres años en ese hotel, luego me salí de ahí con Marcial, el hijo del dueño. ¡Ah mi Marcial, como lo quise al condenado! Por esos tiempos ya me había salido de la casa de mi madrina. A Marcial lo conocí un día que limpiaba la recepción y llegó con el dueño a ver como iba el hotel. Pus la verda me gustó desde que lo vi, ni pa que mentirle joven, el no sé que me vio, pero me empezó a hablar a los pocos días de que fue por primera vez. El encargado del hotel se fue a los pocos días y mientras encontraban un reemplazo el joven Marcial, le decía joven en esos tiempos, se quedó a cubrir el hotel. Le decía que me habló un día mientras limpiaba las escaleras y me preguntó mi nombre y me empezó a contar cosas, muchas cosas mientras seguía limpiando y sólo me reía, es que en esos tiempos era muy tímida, le digo que la culpa la tenía mi madrina, aunque ya no vivía con ella. El joven Marcial se quedó como dueño del hotel, su papá se lo regaló y se quedó allí para administrarlo, así pasaron como cinco meses joven. Y una vez que estaba limpiando un cuarto, subió el joven a buscarme y me encontró en el cuarto mientras tendía la cama. Cerró la puerta y se me acercó, yo estaba nerviosa, pero quería que estuviera ahí me besó en los labios y me comenzó a acariciar joven. La verdad, había soñado mucho eso, y creo que el joven Marcial también. Me hizo el amor en la cama a medio tender, donde hacía unas horas no sabía quien había estado haciendo lo mismo que yo ahora. Después de eso, siempre que había un momento de descanso, Marcial y yo terminábamos haciéndolo en cualquier habitación.
Qué ya estoy tomada joven… no, cómo cree. Namás que hace mucho calor no cree joven, me voy a quitar el sueter que ya me dio calor. Además acordarse de esas cosas da calor joven. Qué cuantos años tengo… tengo 35 joven… no sea adulador, pero gracias… no es cierto no me veo de menos… jaja. Me casé con Marcial después de que nos salimos del hotel y consiguió un buen administrador. Abrimos este hotel aquí en el centro, ya sabe por eso de que los turistas como usté que vienen de visita y no tienen donde quedarse, también abrimos más hoteles por todo el estado con ayuda de mi suegro, que de por sí ya tenía varios y cuando murió le dejo todos a mi Marcial, y cuando él murió me dejó todos a mí. Nunca tuvimos hijos, pero me hubiera gustado. Le pido otra cerveza joven… no se preocupe, la cuenta va por la casa… Mi marido murió atropellado, de eso hace ya seis años joven.
No joven, le digo que cosas raras he visto hasta más no poder… como la vez que una joven entró con dos gringos, de esos vacacionistas como usté, pidieron una habitación y se subieron los tres… a la media hora bajó la chica llorando, le pregunté si estaba bien y si le habían hecho algo… me contestó que no, no le habían hecho nada, por eso lloraba, me dijo que los dos gringos terminaron haciéndolo y la dejaron de lado. No tiene idea joven de que es lo que olvidan los huéspedes… desde botellas de vino hasta vibradores de plástico gigantes, de verlos hasta una se asusta, digo una conoce que entra y que no entra…
Qué ya le dio sueño joven, pero si todavía es temprano… no se preocupe yo lo acompaño a su cuarto joven, nada más dígame si le gustan las botas, si no para que me las quite joven…H

3/09/2007

Anécdota...

Para Beto... Mi mejor amigo de la infancia...

- ¿Sí sabías que mataron a Zaira? – Me comentó mi hermana mientras comíamos. Era un día como cualquier otro, yo regresaba de la escuela aún por aquellos tiempos, ella también lo hacía sólo que más temprano que yo. Ese día la encontré de pura casualidad en el metro y le invité unos tacos.
- ¡No manches! – le contesté casi atragantándome con un pedazo de buche del taco que acababa de morder. - ¡No seas pinche mentirosa!
- Es en serio, me contó Marcos… y a él su mamá, y a ella la vecina, y a la vecina la verdulera. Es una fuente confiable…
- ¿Y cómo fue? – le pregunté al tiempo que daba otra mordida al taco
- La encontraron estrangulada en su salón de clases, dicen que fue su novio por celos.
- ¡Ah no manches!, ¿es en serio?
- ¡Qué si!
Terminamos de comer y me quedé pensando en lo que me dijo mi hermana. Al pasar por la casa de Zaira, ví como fuera de la marquesina de ésta había un moño negro, lo que confirmaba lo que me habían dicho. Aunque era una chava que conocía desde hacía años enteros, tenía los mismos que no la trataba, no desde que Beto dejó de andar con ella. ¿Qué había sido de Beto? Ese era otro de esos misterios que suceden, sabía que seguía por la colonia, algunas veces lo había visto en la calle con mis antiguos amigos, nos saludábamos pero ahí quedaba la cosa, entre la escuela me dejaba poco tiempo para salir con ellos como lo hacía antes; esos tiempos de niñez-adolescencia en los que las tardes se te iban con los amigos jugando fútbol y que poco a poco se alejaban más y más de tus recuerdos.
Beto siempre fue mi mejor amigo de esa época, solíamos pasar los días entretenidos jugando fútbol, hablando de cómics, películas, o sencillamente hablando de cuando él y su familia vivían en los Estados Unidos… de sus problemas con la policía (allá en EU) y demás.
Lo de Zaira siempre fue raro, los dos se gustaban desde que recuerdo, pero por cosas de ella (sus hermanos) no podían estar juntos… claro, agregando el hecho de que ella por ese entonces andaba con un wey; pero aún así se gustaban. Me acuerdo una vez que se quedaron todo el día juntos, como si fueran novios (me enteré después de que eso fue, sólo por dos días) caminando de calle en calle sentándose en las esquinas a platicar, besándose. Luego de eso, su relación se volvió rara. De vez en vez se encontraban y platicaban, se besaban y ya. Luego, se dejaron de hablar.
Muchos años después, Beto se fue de la ciudad, a dónde no sé, por ese entonces ya se había casado y tenía un niño, Zaira estudiaba en la voca 5 de jacarandas. Fue por esos días, cuando sucedió lo que sucedió.
Me encontré a Beto una vez más antes de que se fuera para, hasta ahora, siempre. Fue un cumpleaños de no recuerdo quien, pero me invitaron a la fiesta; cosa rara ya que como decía, no tenía mucho trato ya con ellos. Esa vez nos pusimos a chelear toda la noche, terminamos bien pedos. Y de pronto salió el tema de Zaira…
-¿Oye, qué pasó con Zaira? – le pregunté con todo el tacto que un borracho puede tener a las tres de la mañana.
- ¿Qué no sabes? – me respondió – La mataron…
- Sí, eso si sabía…
- Sabes… si sentí gacho cuando me enteré. A esa chava es a la que más he querido… – se le quebró la voz
- ¿Y por qué no siguieron juntos?
- Ni yo sé… de por si vez que era medio putilla. Mientras andaba conmigo andaba con el wey ese, con el que me iba a partir la madre por ella.
- Yo creí que era por su carnal, el celoso…
- No, si la otra vez me quede chupando con él… me dijo que de todos sus cuñados yo había sido el que mejor le caía… ¿cómo vez?
- No pues ta’ cabrón…
- Pues ni pedo así es esto. Pero pus si sentí gacho. Salud compadre…
- Salud...

2/09/2007

Faldas

Te fijabas en la falda de cuadritos que se movía delante de tí como si de ello dependiera tu vida. Era la tercera falda corta que veías en la noche desfilar delante de tí, moviéndose con la cadencia de la música del lugar; cachóndamente podríamos decir. Sabías que esta tercera falda corta haría lo que hicieron las anteriores y se marcharía del lugar, rompiendo la mística con que la observabas.
Terminó la primera canción, esperabas que poco a poco la chica comenzara una vez más a bailar, no podías despegar la mirada de ella, completamente hechizado por sus ojos, su boca, sus piernas... pero sobre todo esa pequeña falda que se movía al compás de sus caderas. Por fin comenzó la musica, algo más tranquila que la anterior. Tomaste el vaso frente a tí por inercia, sin despegar la mirada ni un solo segundo de ella; era rubía, como te gustaban desde siempre.
Poco a poco el baile se fue volviendo más y más erótico, observas el contoneó de sus piernas al flexionarse, la blusa blanca que poco a poco se fue mojando con el chorro de una manguera que salió de la nada, dejando ver los bien formados pechos y los pezones erectos.;dio algunas vueltas más y de espaldas se despojó de la recién mojada blusa y te la lanzó directamente a tí...
De un momento a otro voló la falda quedando la rubia en una diminuta tanga negra, medias y liguero. Sentiste que si te morías en ese momento no importaba. Ni pa' que decir que la güerita estaba buenísima; tu vecino de al lado te lo confirmó. Terminó la pieza, era uno de esos lugares donde no se quitaban todo, pero poco te importó; pediste otra cerveza justo cuando se acercaba la rubia de la faldita, te guiñó el ojo y te preguntó: "¿Te gustó, mi amor?", y te besó.
Algunas veces no sabías como fuiste tan afortunado de tener una novia teibolera, pero eso si, te gustaba...

1/25/2007

Desaparecidos

Desperté viendo el crucifijo frente a la pared. No es que me molestara, pero sentía una animadversión hacia la figura que representaba. Nunca creí en Dios, y menos después del accidente. Giré en la cama hasta alcanzar el despertador: las ocho, había dormido poco más de diez horas, más de lo que acostumbraba, tal vez por eso me sentía así de bien, descansada. Prendí la televisión, cambié canales hasta encontrar el noticiero, lo dejé un momento mientras me cambiaba; escuchaba las noticias del día: los diputados aprobando más impuestos, el presidente dando mensajes a la nación, sexto asalto a un banco en lo que va del año; tres muertos por causa desconocida en una calle de la colonia Nápoles… el caos en la ciudad como todos los días, nada fuera de lo normal.
Terminé de cambiarme, algo rápido y sencillo que fue lo primero que encontré: unos jeans deslavados y una playera verde con leyenda de “GrinPis”, una sudadera abierta para “cubrirme”, aunque era más bien un accesorio para combinar. Apagué la televisión y salí.
Baje las tres escaleras hasta la puerta del edificio, miré la correspondencia de mi buzón, pero no había nada salvo propaganda de pizzas así que salí esperando encontrar mi coche tal como lo había dejado el día anterior. Me topé con Javier: alto, morenillo, ojo verde, barba de tres días que lo hacía ver aún más apuesto. Le sonreí mientras salía de la puerta y lo volteé a ver picadamente. Me gustaba de hace tiempo, me devolvió la sonrisa e intentó hablarme, pero hice como que no lo oí. Las calles estaban vacías, a pesar de la hora, que por lo generalmente a esa hora siempre tienen a niños en las banquetas con sus uniformes, o personas apuradas por llegar a su destino, o gente que como yo sale a su trabajo.
De pronto lo ví, cruzando la calle. Era magnifico en todos los sentidos. Decidí al momento que él era la persona que necesitaba. Me detuve en seco recibiendo la mentada de madre de los conductores que venían tras de mí, toqué el claxón para llamar su atención y lo hice. Me miró y le hice una seña para que se acercara, cosa que hizo al instante, ignoré los sonidos recordándome a mi progenitora y lo observé frente a mi ventanilla, sonriéndome. Lo invité a subir al coche, llevaba una mochila e intuí que era estudiante; se llamaba Francisco. Comencé a hablar con él sobre su vida, que hacía, que le gustaba; estaba demasiado nervioso para contestar. Supe que no iría al trabajo.
Giré en las calles siguiente para regresar a la casa e invitarle un trago; decía que no, que tenía que llegar a no sé donde, pero sabía que dentro de él quería ir conmigo al departamento. Llegamos y subimos las escaleras, no dejaba su mochila para nada. Entramos a la casa y le pedí que se sentara en el sillón mientras iba por unas cervezas al refrigerador. Comenzamos con un six y al poco rato estaba besándome y tocando sobre la camisa mis pechos. Lo alejé un poco de mí y comencé a besar su cuello, su oreja y sus labios, regresé a su cuello comencé a jugar con mi lengua por él. De pronto, comencé a morderlo lentamente hasta llegar a su hombro y regresar al cuello. Nos levantamos y fuimos a la habitación.

Me levanté, con el ruido del despertador y la televisión encendida, a mi lado el cuerpo de Francisco. Salí de la cama y esperé un poco al oír la noticia: Francisco Resinas, estudiante de Ingeniería había desaparecido hace siete días al regresar de su casa, la última vez que se le vío fue cerca de la colonia Nápoles; según las autoridades este caso podría estar relacionado con las otras tres muertes. Sonreí mientras observaba el cuerpo de Francisco, me gustaba tenerlo aún en la cama como la última vez que lo hicimos. Tenía que pensar en como deshacerme del cadáver, pero eso sería luego; aún tenía un poco de sangre en él. Me cambié con lo primero que encontré y salí de la casa.
Me crucé con Javier en el camino y le sonreí, en verdad me gusta. Es por eso que aún no lo invito a subir.