3/19/2005

Me levante tarde

Me levante tarde, el estúpido despertador nunca sonó. ¡Maldición!, me cagaran en el trabajo, pero ni modo. Valió demasiado haberme desvelado.
Primero Mónica me llamó, me pidió un consejo respecto a Javier y su situación. Yo la verdad sólo quería dormir, porque anoche en verdad llegé demasiado cansado para todo, incluso no cené nada todo por lo canasado que estaba, el sólo pensar en ir a la cocina y preparar algo me daba más cancancio, así que solo caminé al cuerto y me desparramé en la cama.
Fue en ese momento, justo cuando comenzaba a sentir que tendría un sueño perfecto, cuando el teléfono sonó. Me sacó de mi entresueño, pero estaba decidido a que nada molestaría mi descaso. me giré sobre la cama e intenté ignorar el sonido del aparato en mi oído. Por fin se detuvo unos minutos, pero al poco rato volvió con su incesante ring. No podía soportarlo más, el acuchillador sonido del teléfono sobre mi oído ahora entraba de lleno, como si hubiese roto una barrera que minutos antes cerraba el paso al mismo; volví a girarme, esta vez con la intención de contestar y mandar al diablo a quien osara interrumpir mis pocos minutos de descanso... pero entonces escuche su voz sonar por el auricular, entrar por mi oreja y anidarse en la parte más remota de mi cabeza, justo donde el recuerdo de ella era la regidora de mis acciones y pensamientos.
- Hola, soy Mónica, ¿cómo estás?
- Bien. Un poco cansado.
- ¿Si quieres te llamo otro día? - ella sabía que yo diría que no, al igual que yo no quería que ella colgara.
- No hay problema. No te preocupes
- Oye te llamaba para preguntarte algo. ¿No has visto a Javier, es que no me ha llamado desde el sábado?
- No, no lo he visto. - Mentira, sabía que todas las noches después del trabajo se iba con Estela, la secretaria del jefe. Además por lo que me había contado estaba harto de Mónica, ¿pero cómo podría estar cansado de una adorable criatura como ella?
- Bueno, eso era lo que quería preguntarte. Espero que no te moleste. Es muy temprano, no quieres venir a mi casa, sirve que recordamos viejas cosas de la escuela.
- ¿A tu casa? - era lógico esperar mi respuesta afirmativa. Viernes en la noche, ocho de la noche y ella me invitaba a su casa, claro que diría que sí. Deje de lado toda idea de descansar toda la noche. - Bueno, llego en media hora.
Sin más, si esperar a que ella contestara colgué. No fuera a ser que después dijera que no. Me levanté de la cama, tomé un sueter que estaba en el closet y salí a la calle con la misma ropa con la que había ido al trabajo, no tenía mucho tiempo y no quería llegar más tarde. Le grité a Ismael para que me trajera el coche. Don Ismael siempre es el que estaciona los coches en el edificio y no tardo demasiado en traer el mio. Le advertí que regresaría tarde y que me guardase mi lugar. Después de eso me fui con rumbo a casa de Mónica...
Continuará...

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