3/26/2005

Me levante tarde (4)

Salimos de casa de Mónica para ir por Itzel. Legamos allá casi transcurrida la hora que Mónica había dicho que llegaríamos. Mónica tomo su teléfono y marcó diciéndole que estabas abajo. Itzel salió y de inmediato nos fuimos al bar.
Durrante todo el camino pláticamos diversas cosas. De inmediato noté que Itzel se había puesto más buena de lo que estaba en la escuela, pero aún así no se comparaba en nada con Mónica que iba a mi lado. También observé de inmediato que como por arte de mágia Mónica se volvió menos tímida y regresó a ser la chica que me movía el tapete desde hacía años. Seguimos así un rato hasta que llegamos a Reforma e Insurgentes. Di algunas vueltas hasta estar frente al lugar; estaba demasiado vacio aún, pero era cuestuón de tiempo para que el ambiente mejorara. Avancé una cuadra más buscando un lugar donde dejar el coche.
Una vez que hallé estacionamiento, bajamos del auto y nos dirigimos a la puerta del lugar con toda la intención de entrar. Pasamos las revisiones de rigor y ya dentro nos acomodamos en la barra que aún estaba vacía por la hora.
Para comenzar pedimos unas cervezas, no sin antes haber ido a cambiar el dinero por bonos que hacen el lugar de dinero cuando pides algo. Comenzamos a beber.
- ¿Y como te ha ido Itzel? - Le pregunté
- Pues bien. ¿Y a tí?
- Igual, nada nuevo. Creo que todos andamos de la misma forma, nada nuevo pasa en nuestras vidas. - dí un trago a la cerveza.
- ¿Se acuerdan cuando íbamos en la escuela?, que desmadres hacíamos. - hablo Mónica
- Sí - respondió Itzel - ¿Te acuerdad la vez que nos fuimos a Veracruz? Que pedota no pusimos.
- O la vez que el Fernando llegó bien pedo a la escuela y tuvimos que meterlo a dormir al laboratorio. - Recordé yo mientras volvía a tomar otro trago
El tiempo pasó rápido mientras recordábamos cosas; de igual forma las cervezas empezaban a acabarse igual. Había más gente a cada instante que pasaba y de la libertad que teníamos en la barra se fue reduciendo poco a poco hasta dejarnos arrinconados en una orilla de la misma. De pronto Mónica le dijo a Itzel que si iban al baño. Ambas salieron del pequeño rincón con dirección al baño. Me quedé solo por unos momentos, de un trago me acabé la cerveza y pedí otra. Mi mente tenía un objetivo: ella.
Al poco rato la ví salir del baño, dejé la cerveza y me acerqué a ella. Venía sola.
- ¿Y tu amiga? - le pregunté en cuanto estuve a su lado.
- Está allá. - me respondió al tiempo que señalaba un lugar.
- Allá déjala. - Le contesté. El sonido pusó un poco merengue. - ¿Bailamos?
- Bueno.
Coemnzamos a bailar, ella estaba ahí frente a mí bailando y yo no podía evitar mirar sus ojos que tanto me atraían. Había algo en ellos que siempre me había gustado. Me acerqué a ella y la besé. Me correspondió y seguimos besándonos un poco hasta que una voz nos preguntó si nos íbamos.
Salimos del iugar, eran como las tres y media. Llevé a su amiga a su casa y luego fuimos a la suya.
Me despertó el movimiento de la cama al sentir que se volteaba. Abrí los ojos y un terrible dolor de cabeza la asaltó. Me incorporé y la ví acostada junto a mí.
Me levante de la cama y ví el reloj siete y media. El pinche despertador no sonó y eso que antes tuve la precaucion de ponerlo. Maldición ya era tarde. Fui al baño y me bañé lo más rápido que pude. Me vestí con la misma ropa de ayer que olía a cigarro, pero me importo un bledo. Estaba a punto de irme, me senté en la cama y la moví despertándola.
- Itzel. Itze, ya me voy. Paso al rato.
La besé. Ahora, es tarde. Pensar que todo empezó por Mónica y el estúpido de Javier. Que hagan lo que quieran. Sólo espero que no me vaya tan mal en el trabajo.

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