2/03/2006

Hola

Mi primera palabra para acercarme a ella fue "hola"; no es muy original, de hecho lo más común que cualquiera se salude de esta forma, o sencillamente tratar de ser cordial con cualquier persona que se acerque a tí; pero esa fue la primera palabra que le dirigí.
Llevaba algún tiempo mirándola pasar frente a mi cubículo, pasaba demasiado seguido al fondo del pasillo donde su jefe tenía su oficina; alguna que otra vez me cachaba mirándola de reojo mientras hacía como que observaba la computadora frente a mí. Otras veces era yo quien pasaba por su lugar, so pretexto de ir a la copiadora o a la impresora del piso, no perdía oportunidad de mirarla ya que quedaba de frente a ella.
Fue Jiménez quien me dijo que era nueva, una no muy brillante obervación que digamos, pero por él fue que me enteré que trabajaba en contabilidad, en el piso siete, pero que por motivos de espacio y del reciente ascenso de su jefe a nuestro piso tenía que estar justo en el mismo que nosotros. También me enteré que era divorciada, esto gracias a Sofía que se sentaba en el cubículo de al lado de ella, también me dijo que se llamaba Ileana, tenía veinticuatro años y no tenía hijos.
Fue por esos días, para ser exacto uno de esos en que pasaba frente a mí que le dije el no tan original "hola" con que empecé a relatar esto. Sencillamente me contestó con otro no muy original "hola". Fue de ahí en adelante que cada vez que ella pasaba frente a mí o yo frente a ella nos sonreíamos y nos decíamos la tan "clisheada" palabra. Así continuó un rato este no tan elocuente diálogo casual, hasta que un día me decidí a hablar de frente más de una palabra. Iba por un impreso para el jefe cuando se acercó a la impresora con la misma intención que yo. El tradicional saludo y después esperar en ese típico silencio de las personas que no se conocen o tienen muy poco en común. Recogí mi impresión y entonces le comencé a preguntar si era nueva y que es lo que hacía, ella ignorando que todo eso ya lo sabía. Me preuntó que hacía y le contesté que en realidad no mucho, intentándome hacer el gracioso sin llegar a lo estúpido; así seguimos platicando hasta que nos preguntamos los nombres: el mío Héctor, el de ella ya lo sabía.
Así comenzamos a hablar cada vez más y un día la invité a comer a lo que aceptó. Hablamos de ella y su exesposo y sus no hijos tenidos. Sus hobbies y mil y un cosas más, yo sólo escuchaba lo que ella decía sin chistar ni decir nada más que lo necesario en cada apunte. De alguna forma me sentía identificado con ella en algunas cosas; no podía decir a ciencia cierta que era, pero era como si algo fuera igual en ambos.
La llevé a su casa, cerca de las diez y nos despedimos. Al día siguiente y los posteriores salíamos a comer, o al cine. En resumidas cuentas nos llevábamos muy bien; tanto que me di cuenta que en verdad eramos muy parecidos; por ejemplo a ella le gustaba bailar y a mí también, le gustaba hacer de comer y a mí comer; en fin, que más decir sobre lo obvio nos hicimos pareja.
Salimos unos cuantos meses hasta que descubrí que Jiménez le decía "hola"; por experiencia sabía que un "hola" no trae muchas buenas intenciones

No hay comentarios.: