1/24/2006

Junio

Me pareció sin duda que no había nada más que hacer en ese momento, no podía hacer nada; mas me sentía estúpida al verla ahí parada bajo una lluvia torrencial que amenazaba constantemente en caer cada vez peor, si es que se podía. Esto último me recordó que siempre que parece lo peor, siempre puede ser peor.
Era junio, no podía entender el por qué continuaba en ese estado tan extraño que no tenía ninguna razón de ser; no a mi parecer, no por más de tres meses; no más. El caso es que siempre acostumbraba hablarle para saber como estaba, aunque no había demasiada novedad en su vida: siempre hablaba constantemente de él; para todo él, si ni siquiera dudaba un sólo segundo en darle el crédito de algo que pasaba o lo que incluso nada tenía que ver con su sola presencia en este mundo. De cierta forma fue mucho mi culpa dejarla en ese estado, ese idilio que día con día acumulaba en su cerebro de alguna vez regresar con él; de que todo volviera a ser como antes... se oye tan cursi, pero como digo parte de la culpa era mía, el no contradecirla, el no hacerle ver que nada de esto que me dice que pensaba. No podía, es mi mejor amiga... lo era hasta hoy.
Cómo le dices a alguien que quieres que no se puede regresar a lo que antes era, qué por más que intentes no tratas de hacerlo; si sólo esperas a que te llame sin mover un dedo. No podía decirle eso, aunque sabía que lo necesitaba.
La verdad de todo es que disfrutaba en cierta forma verla así, saber que él no haría nada por ella, no ahora. Me sentía importante, ser la única persona a quien le cuentas tu vida tiene un gran aspecto para tí, y me gustaba saber lo que pasaba con ella. Algunas veces hablábamos horas enteras sobre todo lo que pasaba con él, lo que sentía aún por él.
Comenzó a llover poco tiempo antes de que por fin se decidiera a dar el paso ella. Aún estábamos en el salón cuando le pidió que saliera un momento; quería hablarle, decirle que se había equivocado y que lo quería demasiado, no lo podía olvidar y toda esa sarta de cosas que durante días había escuchado y que minutos antes me había dicho que le diría. Caminaron un poco antes de que ella le dijera lo que debía, comenzó a llover un poco más fuerte hasta que la vi bajo el agua ahí y supe que no podía hacer nada. Quizé acercarme a ella pero nada de lo que dijera serviría para hacerla volver, para que confiara en mí sabiendo que ahora era novia de su exnovio.

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