3/30/2005

Sábado (3)

Corro directamente a la barra en busca de Lalo y Eumir que sin duda estarán chupando. Cuando llego veo a los tres pisteando, me extraña que el gordo no ande de perro.
-¿Qué tranza, qué han hecho?
- Pues nada, viendo la carne- me responde Eumir
- Qué buenas viejas hay, ¿o no? - agrega el gordo
- Si wey, pero bien chido, ¿qué onda, no han conseguido viejas? - les pregunto mientras tomo un trago de chela
- Ni madres, andan re mamonas - me contesta el gordo.
- Pues que mal pedo, pero yo ya conseguí... es más creo que sí jala conmigo.
- ¡Pinche suertudo! Pásame tantito - me dice Lalo mientras me frota el hombro y luego hace lo propio con el suyo.
- Pues si quieren les consigo viejas, ¿cómo ven?
- ¡Ah chinga!, ¿y cómo es eso wey, que apoco ya tienes burdel?
- No mames pájaro. Lo que pasa es que la chava que acabo de conocer trae amigas, ¿le atoran o no?
- Pues yo digo que sí. - Dice Lalo.
- Sale, entonces vamos - Les contesto.

3/28/2005

Sábado (2)

- ¡Te juro que no está nada mal él, quién quita y sus amigos tampoco!
-Es que conociendo tus gustos wey, lo más seguro es que sea un naco - Dice Ariadna mientras les cuento lo del chavo que acabo de conocer.
-¡Ay no seas mamona wey, vamos!, ¿qué pierdes!? ¡Nada! - ¿Tú que dices? - me dirijo a Itzel.
-Sí, vamos; total como dice Tania no se pierde nada
- Yo opino lo mismo, no seas fresa wey, vamos - dice Erika al tiempo que da un trago de cerveza
- No sé, además ya es tarde y...
- Ya orale, vamos. - la jalo del brazo para que se pare
- ¡Pues orale!, pero si no me gusta ninguno me regreso, ¿eh?
- Sale. Pero ya vamos que nos están esperando - comienzo a caminar en dirección donde quede con Ricardo de vernos.
...
-Bueno, ¿y dónde están? - me pregunta Erika
- Creo que no han llegado... mira ahí vienen - respondo mientras señalo a Ricardo. Realmente no está mal.
-No, pues sí tenías razón, no están feos - me dice Ariadna - yo me quedo con el güerito
- ¡Oye ese es e mio! - le contesto - vas con otro, wey
-Bueno, ya qué...
-Yo con el de lentes, hazte bolas con Erika- interrumpe Itzel
- ¿A quién quieres, al gordito o al otro?
- Al otro, te toca el gordo
- Pues ya que... además se ve simpático

3/27/2005

Sábado

Sábado, son las 11 de la noche y estamos afuera de un antro esperando a que el cadenero nos de viada para pasar.
Llegamos desde las 10 y nada que pasamos; eso que según ya no hay discriminación en la Cd. de México, ahora imagínate si sí.
El gordo está desesperado, no para de decir que "mejor hubiéramos ido a un 'table'", lo cayo le digo que aquí vamos a ligar. Eumir y Lalo siguen rogándole al cadenero que nos deje pasar.
...
Media hora más tarde y doscientos varos menos estamos dentro. El ambiente está bien chido; hay unas niñas riquísimas. Vamos directo a la barra. Mientras saludo al barman y pido una "chela" bien fría veo a una güerita que está en la pista.
-¿Qué onda amiga, bailamos? - le suelto a boca jarro en cuanto llego al lugar donde está bailando ella.
- ¡Bueno! - Me responde de inmediato, es raro, pero a quién le dan pan que llore
Después de un rato de estar bailando, le invito una cerveza la cual acepta. Creo que nunca en un antro había conocido a una niña que aceptara sin estar rogándole antes.
-¿Cómo te llamas?
- Tania, ¿y tú?
- Ricardo. ¿Con quién vienes?
- Con mi novio y unas amigas - me responde con toda tranquilidad.
- ¡Ah cabrón! ¿con tu novio? - contesto al momento de escuchar su respuesta, mientras un sudor frio baja por mi espalda - ¿y por qué no estas con él?
- Porque es un aburrido, sólo sirve de chofer.
- ¡Ah! Orale - contesté un poco más aliviado. - Pues si quieres cambiarlo nomás me avisas.
- Pues estaría, pero pues apenas nos estamos conosciendo. ¿Tú con quién vienes?
- Con unos amigos. - se me ocurrió que ella podría traer a sus amigas y yo a los mios - ¿Cuántas amigas vienen contigo?
- Somos cuatro contándome a mí
- ¿Y tu novio?
- A él no lo cuentes, es equis, cero nada...
- ¿Qué te parece si tú traes a tus amigas y yo a amis amigos, para pasarla más chido?
- Ok. Entonces aquí nos vemos. - Agrega mientras comienza a caminar a través de la pista - Ahoruta regreso, tú mientras ve por tus amigos.

3/26/2005

Me levante tarde (4)

Salimos de casa de Mónica para ir por Itzel. Legamos allá casi transcurrida la hora que Mónica había dicho que llegaríamos. Mónica tomo su teléfono y marcó diciéndole que estabas abajo. Itzel salió y de inmediato nos fuimos al bar.
Durrante todo el camino pláticamos diversas cosas. De inmediato noté que Itzel se había puesto más buena de lo que estaba en la escuela, pero aún así no se comparaba en nada con Mónica que iba a mi lado. También observé de inmediato que como por arte de mágia Mónica se volvió menos tímida y regresó a ser la chica que me movía el tapete desde hacía años. Seguimos así un rato hasta que llegamos a Reforma e Insurgentes. Di algunas vueltas hasta estar frente al lugar; estaba demasiado vacio aún, pero era cuestuón de tiempo para que el ambiente mejorara. Avancé una cuadra más buscando un lugar donde dejar el coche.
Una vez que hallé estacionamiento, bajamos del auto y nos dirigimos a la puerta del lugar con toda la intención de entrar. Pasamos las revisiones de rigor y ya dentro nos acomodamos en la barra que aún estaba vacía por la hora.
Para comenzar pedimos unas cervezas, no sin antes haber ido a cambiar el dinero por bonos que hacen el lugar de dinero cuando pides algo. Comenzamos a beber.
- ¿Y como te ha ido Itzel? - Le pregunté
- Pues bien. ¿Y a tí?
- Igual, nada nuevo. Creo que todos andamos de la misma forma, nada nuevo pasa en nuestras vidas. - dí un trago a la cerveza.
- ¿Se acuerdan cuando íbamos en la escuela?, que desmadres hacíamos. - hablo Mónica
- Sí - respondió Itzel - ¿Te acuerdad la vez que nos fuimos a Veracruz? Que pedota no pusimos.
- O la vez que el Fernando llegó bien pedo a la escuela y tuvimos que meterlo a dormir al laboratorio. - Recordé yo mientras volvía a tomar otro trago
El tiempo pasó rápido mientras recordábamos cosas; de igual forma las cervezas empezaban a acabarse igual. Había más gente a cada instante que pasaba y de la libertad que teníamos en la barra se fue reduciendo poco a poco hasta dejarnos arrinconados en una orilla de la misma. De pronto Mónica le dijo a Itzel que si iban al baño. Ambas salieron del pequeño rincón con dirección al baño. Me quedé solo por unos momentos, de un trago me acabé la cerveza y pedí otra. Mi mente tenía un objetivo: ella.
Al poco rato la ví salir del baño, dejé la cerveza y me acerqué a ella. Venía sola.
- ¿Y tu amiga? - le pregunté en cuanto estuve a su lado.
- Está allá. - me respondió al tiempo que señalaba un lugar.
- Allá déjala. - Le contesté. El sonido pusó un poco merengue. - ¿Bailamos?
- Bueno.
Coemnzamos a bailar, ella estaba ahí frente a mí bailando y yo no podía evitar mirar sus ojos que tanto me atraían. Había algo en ellos que siempre me había gustado. Me acerqué a ella y la besé. Me correspondió y seguimos besándonos un poco hasta que una voz nos preguntó si nos íbamos.
Salimos del iugar, eran como las tres y media. Llevé a su amiga a su casa y luego fuimos a la suya.
Me despertó el movimiento de la cama al sentir que se volteaba. Abrí los ojos y un terrible dolor de cabeza la asaltó. Me incorporé y la ví acostada junto a mí.
Me levante de la cama y ví el reloj siete y media. El pinche despertador no sonó y eso que antes tuve la precaucion de ponerlo. Maldición ya era tarde. Fui al baño y me bañé lo más rápido que pude. Me vestí con la misma ropa de ayer que olía a cigarro, pero me importo un bledo. Estaba a punto de irme, me senté en la cama y la moví despertándola.
- Itzel. Itze, ya me voy. Paso al rato.
La besé. Ahora, es tarde. Pensar que todo empezó por Mónica y el estúpido de Javier. Que hagan lo que quieran. Sólo espero que no me vaya tan mal en el trabajo.

3/23/2005

Me levante tarde (3)

No me costó demasiado tiempo en convencer a Mónica de salir a alguna parte.
- ¡Ándale!, vamos a salir. Vamos a un lugar cualquiera. Así no nos sentiríamos tan aburridos y por lo menos podríamos entablar más conversación. Llamale a Itzel, así sirve que nos vemos con ella. - Itzel era la mejor amiga de Mónica y sabía que si ella aceptaba era más fácil poder hacer salir a Mónica de la casa.
Levantó el teléfono y marcó un número. Después de eso solo oí los clásicos saludos y después la invitación. Mónica dijo:
- ¿Entonces sí? Bueno ahorita te hablo para quedar en algún lugar. Orale, nos vemos. - colgó -Dijo que sí, entonces déjame cambiar.
- Bueno. - Contesté y me levante para ir al baño mientras ella se iba al cuarto a cambiarse de ropa. Poco después regresé y me senté en el sillón nuevamente. Esperé un poco mientras ella terminaba, además pensé en algunos lugares a donde podríamos ir. Decidí que ir a un bar sería bueno porque así podríamos hablar y tomar algo; además el ambiente es más calmado que en un antro.
Salió del cuarto. Me quedé bocabierto con la ropa que se había puesto: un pantalon negro pegado y un top verde y encima de eso una chamarra de piel negra. Lucía más buena de lo que está.
- ¿Bueno, a donde vamos? - me preguntó.
- Vamos al Milán.
- Sí, por qué no. Entonces deja le llamo a Itze. - tomó el telefono y volvió a marcar el número. - ¿Itze? Sí, vamos a ir al Milán, no tienes carro. Dejame ver. Dice qué si podemos pasar por ella, es que su carro está descompuesto - se volteó a decirme mientras tapaba el auricular.
- Dile que sí.
- Oye, dice que sí - descubrió el auricular - Si, pasamos como en una hora. Bueno, ahorita nos vemos. Bye.
Me fijé en el reloj, eran las nueve y cuarto. La noche era muy joven y yo ni siquiera recordaba que había estado cansado hace apenas una hora. Sabía que sería una buena noche.
Continuará...

3/21/2005

Me levante tarde (2)

Pensaba claramente que es lo que haria en cuanto llegara a casa de Mónica, pero ninguna de las cosas me parecía lo bastante ingeniosa. Manejé lo bastante rápido con tal de que el tiempo de llegada reduera.
Total que llegué como ocho veinticinco fuera del edificio donde vive. Estacioné el coche, y me dirigí a la puerta a tocar el interfon con el numero 7.
- ¿Quién?
- Soy yo
- ¿En serio veniste, yo creí que había sido una broma?
- Pues qué no me habías invitado.
- Espérame, ahorita te abro.
Inmediatamente, el sonido de la puerta eléctrica se oyó y ésta se abrío. Respiré hondo para subir los cuatro pisos que me separaban de Mónica. Comencé a subir rápidamente para no sentir el cansancio tan pronto, pero el resultado fue peor que si hubiera subido normalmente. Cuando llegué observé la puerta abierta así que rspiré para recuperar el aire y empujé la puerta para pasar.
- Ya entré
- Bueno. Siéntate, ahorita salgo. - Me contestó desde la cocina. Revisé con la vista el departamento, obervé la decoración que había sido cambiada según me acordaba de la última vez que había venido. Caminé al sillón y me senté. Seguí mirando todo como un niño nuevo en el salón de clases.
Por fin salió con dos vasos con refresco y se sentó junto a mí.
- Toma
- Gracias
- ¿Y qué quieres hacer?
- No que querías platicar de los tiempos de la escuela
- Pues sí y no.
- ¿Cómo está eso?
- Si quisiera recordar algo de eso, pero a la ves no porque me entra nostalgía y pues no quiero ponerme a chillar, menos ahorita que veniste.
- Bueno, si tu lo dices. Entonces plática algo.
- No hay nada más que el trabajo y Javier, pero de eso ya sabes...
Javier, como me hartaba ese nombre. Sí, es mi amigo y toda la cosa, pero lo que no puedo soportar es que terminara con Mónica y además que le ponga el cuerno con cualquier vieja que pueda y ella tan traquila y enamorada de él.
- Pero debe haber algo más.
- Pues la verdad no. ¿Y tú?
- También nada nuevo, el trabajo es absorbente. ¿Oye y si salimos a algún lado?
Continuará...

3/19/2005

Me levante tarde

Me levante tarde, el estúpido despertador nunca sonó. ¡Maldición!, me cagaran en el trabajo, pero ni modo. Valió demasiado haberme desvelado.
Primero Mónica me llamó, me pidió un consejo respecto a Javier y su situación. Yo la verdad sólo quería dormir, porque anoche en verdad llegé demasiado cansado para todo, incluso no cené nada todo por lo canasado que estaba, el sólo pensar en ir a la cocina y preparar algo me daba más cancancio, así que solo caminé al cuerto y me desparramé en la cama.
Fue en ese momento, justo cuando comenzaba a sentir que tendría un sueño perfecto, cuando el teléfono sonó. Me sacó de mi entresueño, pero estaba decidido a que nada molestaría mi descaso. me giré sobre la cama e intenté ignorar el sonido del aparato en mi oído. Por fin se detuvo unos minutos, pero al poco rato volvió con su incesante ring. No podía soportarlo más, el acuchillador sonido del teléfono sobre mi oído ahora entraba de lleno, como si hubiese roto una barrera que minutos antes cerraba el paso al mismo; volví a girarme, esta vez con la intención de contestar y mandar al diablo a quien osara interrumpir mis pocos minutos de descanso... pero entonces escuche su voz sonar por el auricular, entrar por mi oreja y anidarse en la parte más remota de mi cabeza, justo donde el recuerdo de ella era la regidora de mis acciones y pensamientos.
- Hola, soy Mónica, ¿cómo estás?
- Bien. Un poco cansado.
- ¿Si quieres te llamo otro día? - ella sabía que yo diría que no, al igual que yo no quería que ella colgara.
- No hay problema. No te preocupes
- Oye te llamaba para preguntarte algo. ¿No has visto a Javier, es que no me ha llamado desde el sábado?
- No, no lo he visto. - Mentira, sabía que todas las noches después del trabajo se iba con Estela, la secretaria del jefe. Además por lo que me había contado estaba harto de Mónica, ¿pero cómo podría estar cansado de una adorable criatura como ella?
- Bueno, eso era lo que quería preguntarte. Espero que no te moleste. Es muy temprano, no quieres venir a mi casa, sirve que recordamos viejas cosas de la escuela.
- ¿A tu casa? - era lógico esperar mi respuesta afirmativa. Viernes en la noche, ocho de la noche y ella me invitaba a su casa, claro que diría que sí. Deje de lado toda idea de descansar toda la noche. - Bueno, llego en media hora.
Sin más, si esperar a que ella contestara colgué. No fuera a ser que después dijera que no. Me levanté de la cama, tomé un sueter que estaba en el closet y salí a la calle con la misma ropa con la que había ido al trabajo, no tenía mucho tiempo y no quería llegar más tarde. Le grité a Ismael para que me trajera el coche. Don Ismael siempre es el que estaciona los coches en el edificio y no tardo demasiado en traer el mio. Le advertí que regresaría tarde y que me guardase mi lugar. Después de eso me fui con rumbo a casa de Mónica...
Continuará...